Nosotros en la luna, de Alice Kellen – Reseña

Opinión personal:

Me atrevería a deciros que Nosotros en la luna, de Alice Kellen, se coronará como mi novela favorita en este 2020. Sí, sé que estamos en febrero, que me quedan demasiado libros por descubrir, pero este tiene magia. Cuenta con ese algo especial que me ha calado tan hondo que me está resultando complicado ponerme con otras historias.

[...] O, sencillamente, si un semáforo se hubiese puesto en rojo y hubiese bajado un minuto más tarde a la estación, no habríamos coincidido. ¿Te das cuenta de lo delicado que es todo? Un hilo tan fino que casi da miedo rozarlo.

Cuando nos rompen el corazón, es cuando se nos pasan las mayores locuras por la cabeza. Pero, ¿y si las llevamos a cabo? ¿Y si cogemos un vuelo directo a París solo porque sí? ¿Y si allí encontramos un nuevo camino? Eso es justo lo que le ocurre a Ginger. Una joven que siempre ha estado con el mismo chico, un chico que, de pronto, decide dejarla sin darle ninguna explicación. Aturdida, decepcionada y rota, Ginger coge un avión con rumbo a París solo por necesidad de salir de su monotonía. De dejar de pensar. Un viaje exprés de 24h que cambiará su vida.

Rhys tampoco espera encontrarse con alguien que fuese a poner su vida del revés. Está acostumbrado a viajar. A no pertenecer a ningún lugar en concreto y a la vez al mundo entero. Ha viajado por todos los rincones del planeta gracias a su trabajo de DJ. Es un aventurero. Un alma solitaria. Por eso, cuando se encuentra con una joven perdida, no puede evitar tenderle una mano. Regalarle una noche sencilla. De paseos bajo la luna. De tallarines pre-cocinados. De canciones eternas. Pero la magia acaba pronto. Un día. Solo un día para el recuerdo y una dirección de e-mailpara rememorarlo por siempre.

Así comienza este viaje. Esta maravillosa casualidad que une dos destinos tan diferentes, que ni ellos mismos comprenden aquello que los atrae. Una historia que abarca años donde las obligaciones, los sueños, la madurez, la esperanza, el deseo y el amor se mantendrán anclados. Uniéndolos el uno al otro.

No soy muy dada a la novela romántica. Por lo general me llaman más otros géneros, pero, a veces, tengo la suerte de cruzarme con una joya de este tipo que me remueve todo por dentro. Alice Kellen nos regala una historia llena de matices. Podría decirse que en ese impulso que lleva a Ginger a París surge un flechazo, pero declina en una preciosa amistad que se mantendrá en el tiempo creciendo sin parar gracias al contacto por e-mail.

Vale, eso me sirve. Nunca me había alegrado tanto de que me llamasen "idiota". Ginger, Ginger, ¿cómo es posible que tuviese la suerte de tropezarme contigo esa noche?

Los personajes son una auténtica delicia. Ginger arranca como una joven insegura, una chica que está en la universidad, que sabe que al terminar trabajará en la empresa de su padre y que aspira a una vida normal. Sencilla. Rhys, por el contrario, comienza como un personaje muy seguro de sí mismo. Sin embargo, tras esas capas de ironía, descaro y valentía, nos encontraremos con un personaje que arrastra un pasado difícil. Un chico que no termina de encontrarse a sí mismo y que cada día, cada año que pasa la oscuridad se va cerniendo más sobre él. Ambos son como un respiro para el otro. Él la enseña a ser valiente, a luchar por lo que realmente quiere, a no conformarse. Ella le pone los pies en la tierra, le enseña a afrontar sus problemas, a dejar salir la angustia que le atormenta. Dos polos completamente opuestos que, sin más, se complementan.

La ambientación es una gozada. Viajaremos por un montón de rincones cargados de encanto mientras los personajes se van conociendo y madurando. Viviremos desde la monotonía de un trabajo no deseado, hasta cumplir un sueño que ni siquiera había sido planteado. Todo ello acompañado de referencias maravillosas como es, por ejemplo, la de El Principito. Libro que lleva en mi librería desde que tengo uso de razón y del que jamás me canso de leer.

Si hablamos de la pluma de Alice Kellen, nos encontramos con un juego de palabras elegante, sencillo, adictivo. Cada una de ellas parece haber sido escogida a conciencia para llegarnos al corazón. Me ha impresionado la cantidad de años que abarca la historia sin ser apenas conscientes de ello. Hay mucho camino por recorrer y, como lectora, lo hice ansiosa por saber más y más. Pegada a sus páginas.

Ya sabía que me comportaba como una cría en lo referente a él, pero no podía evitar darle importancia. Era EL CHICO. Nunca había pensado tanto en ningún otro.

Como dije, Nosotros en la luna cuenta con todas las papeletas para coronarse como mi favorito del año. Por sus personajes. Por esos e-mails. Por sus referencias. Por esa esencia. Lo recomiendo encarecidamente a los amantes del género.

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