Opinión personal:

¿Hasta dónde serías capaz de llegar cuando lo único que se interpone entre tus sueños es la ausencia de dinero? ¿Apostarías tu vida? ¿A tu pareja? Bajo esta premisa llega una de las últimas series de Netflix donde las intrigas y la manipulación serán los reyes de la pantalla.

Comencé esta serie atrapada por el misterio que reflejaba su tráiler: una mujer con mucho dinero y muy poca humanidad intenta entrometerse entre un joven matrimonio con una economía en números rojos. Irremediablemente, nos transporta a la película que se entrenó en 1993 que se titula ‘Una proposición indecente’ y, al igual que en la película, Dilema cuenta con un tono tan especial, dramático y oscuro que nos deja pegado a la pantalla sin opción alguna.

Lisa (Jane Levy) es una joven felizmente casa con Sean (Blake Jenner). Sin embargo, toda la felicidad y tranquilidad que rebosa en su hogar, se esfuma en su vida laboral. No encuentra inversores para sacar adelante un proyecto en el que cree tan ciegamente que ha apostado todo lo que tenía en él. La situación se vuelve crítica cuando los pagos comienzan a ahogarla. Tiene que resignarse. Su sueño se va al garete y no tiene ni idea de cómo saldrá adelante.

Un día inesperado, recibe una misteriosa invitación de parte de una mujer a la que jamás se les hubiese pasado por la cabeza visitar, Anne Montgomery (Renée Zellweger). Esa mujer es una manipuladora empresaria que no brilla justamente por su bondad y empatía, algo que demostrará tras la proposición que les haga a Lisa y Sean, pues está dispuesta a invertir en el proyecto de Lisa a cambio de pasar una noche con Sean y que jamás salga a la luz lo que ocurra durante esas horas.

Nada más finalizar el primer episodio se nos despiertan un millón de incógnitas que nos impiden dejar de pulsar el botón para reproducir el siguiente episodio. ¿Qué pretende Anne? ¿Por qué se empeña en romper esa pareja? ¿Qué busca de Sean? ¿A cuento de qué insiste en mantener el secreto?

La trama principal es completamente absorbente. Me encantó el trabajo de los tres personajes principales. Renée Zellweger destaca de forma notable con un juego de miradas y muecas propias de cualquier inteligente psicópata capaz de hacer bailar a todo el mundo a su son. Carece de sentimientos y rebosa de poder, eso es algo que la hace entrar en una espiral que va desentrañando secretos oscuros de un pasado que no ha conseguido superar del todo, al menos no tanto como quiere hacer ver.

Jane Levy y Blake Janner dan vida a la pareja principal alrededor de la cual gira la trama. Adoré verlos juntos, eran pura ternura e inocencia que va intentando esquivar pedradas que, irremediablemente, trastornan su matrimonio. La química que desprenden es real y lograban traspasar con esa nube de incertidumbres, temores y engaños en la que los sume la villana. Sufren. Y ese sufrimiento es palpable.

Sin embargo, el "pero" principal que le atribuiría al nuevo thriller de Netflix es la cantidad de subtramas que comienzan a desengranarse a raíz del círculo de familiares y amigos de los protagonistas. Quizás esperaba que en algún momento significasen algo en el entramado principal, pero no fue así, lo que me decepcionó bastante. Mi enganche se debía a esos tres personajes y a la tormenta que Anne había conseguido desatar entre una pareja que parecía a prueba de bombas, por lo que lo que ocurría con los personajes secundarios me desconectaba por completo.

El final es bastante previsible en sus tramas secundarias, aunque me dejó buen sabor de boca en la historia que realmente me interesaba. Los giros y las sorpresas están a la orden del día y todas ellas se ven como amenazas de una tormenta eléctrica a punto de explotar. Si os gusta el género, os animo a sumergiros en ella.

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