1º Razón:
Basada en una historia real. A mí esto es algo que siempre me anima a conocer la historia. Ver qué ocurrió y pegarme a la pantalla para ir viendo cómo se desarrolla la historia para luego investigar la real y hacer mis conjeturas me encanta. Además, nada más finalizar la película es irremediable recorrer decenas de páginas online.
2º Razón:
El reparto. No es ningún secreto que Vera Farmiga se ha convertido en una de mis actrices favoritas, su papel en Bates Motel fue decisivo para ello y aquí sigue mostrando su dulzura cargada de una fuerza indomable. Sencillamente, es única. No obstante, debemos destacar el impecable trabajo de Isabelle Fuhrman, quien con una sola mirada o una sonrisa consigue descolocarnos por completo.
3º Razón:
La trama sigue un hilo argumental que va desarrollándose poco a poco pero que sienta las bases con firmeza. El aura oscura en la que consigue envolvernos la producción no nos dejará indiferentes, pues el misterio y la ansiedad que genera el querer saber más y más está latente a cada minuto del film.
4º Razón:
Género erróneo. Parece que esta razón no debería ser una razón positiva, pero en mi caso lo es. La película en principio intenta vendernos una película de terror, sin embargo, termina siendo un thriller oscuro súper adictivo, por lo que en mi caso no me decepcionó —cosa que últimamente suele pasarme con el género de terror—, al contrario: me dejó impactada.
5º Razón:
Una explicación que rompe todos los esquemas. Aquí es cuando me quedo completamente impactada, cuando descubro el pastel. No quiero daros muchas explicaciones, solo os animo a verla y dejaros envolver en una historia fantásticamente interpretada y muy bien llevada.
¿Estás dispuesto a dejarte sumergir en este fascinante thriller?
Os dejo aquí la crítica completa por si queréis conocerla un poquito más a fondo.