Anya: Dimitri, ¿crees que soy de la realeza?
Dimitri: Ya sabes que lo creo.
Anya: Entonces basta de darme órdenes.
Vladimir: Ella sabe lo que es mandar desde luego.
Dimitri: Sí, odio eso en una mujer.
Anya: ¡Oh! ¡Lo siento, creí que eras otra persona…! ¡Ah! ¡Eres tú! Entonces da igual…
Dimitri: Venga, tenemos que irnos.
Anya: ¿A dónde vamos?
Dimitri: Creo que me has roto la nariz.
Anya: Los hombres son unos bebés.
[...]Anya: ¡Gracias al cielo que eres tú! ¡Por favor, apártalo de mi vista!
Vladimir: ¿Qué le has hecho a la chica?
Dimitri: ¡¿Yo?! ¡Es ella!
Anya: ¡JA!
Vladimir: ¡Oh no!! ¡Una muda atracción!
Dimitri: ¿Atracción? ¿Por esa mocosa flacucha? ¡Te has vuelto loco!
Vladimir: Sólo hacia una simple pregunta.
Dimitri: ¡Atracción! ¡Ridículo!
Anya: ¿Por qué giras a mí alrededor? ¿Acaso eras un buitre en otra vida?
Dimitri: Lo siento, Anaya.
Anya: Es Anya.
Dimitri: Anya
Anya: An-y-a
Dimitri: París es la puerta a su hogar. Princesa, te voy a añorar. No hay más función al bajar el telón.
Dimitri: No tenemos por qué ponernos nerviosos en absoluto. Ella es la princesa.
Vladimir: Lo sé, lo sé. Pero…
Dimitri: No, no, no, tú no tienes ni idea. Yo era el muchacho del palacio… El que abrió la pared. Ella es la auténtica, Vlad.
Vladimir: Eso significa que nuestra Anya ¡ha encontrado a su familia! Hemos encontrado ala heredera del trono ruso. Y tú…
Dimitri: Yo saldré de su vida para siempre.
Vladimir: Pero…
Dimitri: Las princesas y los pinches jamás se casan.
Vladimir: Lo sé, pero…
Dimitri: Esto seguirá adelante. Nada es distinto.
Vladimir: Tienes que decírselo.
Anya: ¿Decirme… qué?
Dimtri: … Lo… lo preciosa que estás.
Anya: Vaya, gracias.
Dimitri: ¿Me habéis llamado, excelencia?
La gran emperatriz viuda: Diez millones de rublos. Lo prometido con mi gratitud.
Dimitri: Acepto su gratitud, alteza. Pero, no, no quiero el dinero.
La gran emperatriz viuda: ¿Qué quieres entonces?
Dimitri: Por desgracia, nada que esté a su alcance.
La gran emperatriz viuda: Joven, ¿dónde encontraste esa caja de música? Sí que eras aquel muchacho, ¿verdad? El sirviente que nos ayudó a salir. Salvaste su vida y la mía. Y luego la trajiste hasta a mí ¿Y no quieres recompensa?
Dimitri: Ya no hace falta.
La gran emperatriz viuda: ¿Por qué ese distinto parecer?
Dimitri: Es más un cambio del corazón. Debo irme.
Sophie: ¡Es un perfecto desenlace!
Gran emperatriz viuda: ¡No, es un perfecto comienzo!
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