Gracias a Crossbooks, por este ejemplar.
La trilogía ‘El verano’ llega a su fin con: Siempre nos quedará el verano. En esta ocasiónJenny Han cerrará la historia con alguna que otra sorpresa en una novela súper ligera y sencilla que está más que pensada para los días de calorcito.
Ha pasado el tiempo, Belly está en la universidad y se siente feliz junto a uno de los hermanos Fisher, pero no se trata de Conrad como siempre imaginó, sino que finalmente se decidió por Jeremiah y están compartiendo un romance súper tierno. Hasta que todo se complica.
Un error, prácticamente imperdonable, desemboca en que Jeremiah pida matrimonio a Belly desesperado por arreglar la situación. Ella lo quiere, pero la boda traerá muchas dudas y la vuelta a Cousins le hará pasear por un mar de recuerdos que le harán plantearse si tomó o no la decisión correcta. ¿Quiere pasar el resto de su vida junto a Jeremiah o la llama que encendió hace años Conrad se está reavivando?
No sabíamos lo que nos esperaba. Sólo éramos dos adolescentes, contemplando el cielo una fría noche de febrero. Así que no, no me regaló flores ni bombones. Me regaló la luna y las estrellas. El infinito.
Como bien sabéis esta trilogía no terminaba de conquistarme y el problema principal era su protagonista. Siempre se nos presentó a Belly como una chica inmadura y caprichosa, pero tras leer esta última novela tengo que lanzar una flecha a su favor. La evolución de Belly ha sido notable, puede apreciarse lo bien que le ha sentado ir a la universidad y esa relación estable con Jeremiah.
Pero, como contra punto, también nos encontramos una evolución en los hermanos Fisher. Mientras que Conrad consigue conquistarnos por completo en esos capítulos que se narran bajo su punto de vista, Jeremiah pierde todo el encanto que mostró en la segunda entrega. Me ha dado mucha rabia, porque nos encontramos con tres personajes que son claves en esta historia, y la autora parece empeñada en que cada uno de los libros uno de ellos nos caiga mal.
Para terminar de hablar de los personajes, nos encontramos con más presencia de los padres de los chicos que intentan poner un stop cuando la actitud de los hijos se descontrola. Me gusta ver ese toque familiar, algo que ha estado presente durante toda la trilogía, esa necesidad de los jóvenes de contar con el apoyo de su familia para ser feliz en los cambios que la vida les tiene preparados, eso sí, siendo valientes y decididos a seguir sus sueños estén o no sus padres de acuerdo. La madurez es algo notable en esta tercera entrega.
No podría pasar por aquí sin hablaros de Susannah, quien sigue siendo el alma de esta historia. Os prometo que la melancolía que provoca su ausencia es palpable y que dejó una huella imborrable en cada uno de los personajes de esta historia. Apenas tuvimos oportunidad de conocerla, pero siempre será mi personaje favorito.
Necesito que sepas que pase lo que pase, valió la pena. Estar contigo, quererte. Todo valió la pena.
En cuanto a la trama se nota que nos encontramos frente a un libro que concluye una trilogía y, al ser tan finito, no dejan de ocurrir cosas. Veremos amores dormidos despertar, decepciones de sentimientos estables, vistas a futuro inciertas, problemas familiares… Un montón de temas que Jenny Han nos trae con una dulzura innata, porque puedes congeniar más o menos con los personajes o te pueden atraer más o menos los clichés, pero la trilogía se lee en un suspiro y tiene ese toque veraniego que conseguirá tocarnos el corazoncito.
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Jenny Han (Richmond, Virginia, 3 de septiembre de 1980) es una escritora estadounidense para niños y adolescentes. Es autora de la trilogía "A todos los chicos de los que me enamoré", que se convirtió en una película del mismo nombre. Sus libros se han publicado en más de 30 idiomas. Nacida en una familia coreana en Richmond, Virginia, estudió literatura en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill con un master en escritura creativa de la New School. Era bibliotecaria infantil. Vive en Brooklyn.
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