Gracias a Versátil, por este ejemplar.
La vida no había sido fácil para Adela; inseguridades, pasadita de peso, con un exmarido cubano tomádole el pelo... Hasta que conoció al guapísimo Juan, y le hizo ver lo apatecibles que resultaban todas sus carnes y lo bellísima que era... Sin embargo parace que el destino la ha tomado con ella y cuando Juan desaparece, irremediablemente, de su vida, Adela se convierte en Santa Valentina, una emparejadora profesional empeñada en que todos sus amigos, lo quieran ellos o no, se enamoren. Lo único que no entra en sus cálculos es cierto misterioso violinista que consigue ponerle la carne de gallina y plantearse si realmente solo existe una media naranja para cada uno.
La bilogía Quiérome mucho terminó enganchándome en su segunda entrega. Su autora, Regina Roman, tiene un talento nato para crear situaciones cotidianas con un punto cómico que terminan enamorando al lector. En este caso, vengo a hablaros de Santa Valentina tiene un plan, un spin-off que nos narra la historia de Adela, uno de los personajes secundarios de la bilogía que os nombré anteriormente.
“—Te hará bien. —Prosigue ella con delicadeza—. Escarlata pasa tantas pruebas de destino que parece increíble que consiga salir de todas con la cabeza tan alta.
¿Y también se le murió el novio? Ya somos dos.”
Ya conocíamos a este personaje. Adela es una mujer insegura que no cuenta con un físico envidiable y a la que la vida ha castigado con los temas del corazón. Por ello, cuando conoce al guapísimo Juan no puede creer que ese hombre realmente sienta algo por ella, sin embargo, el amor termina uniendo estos dos corazones.
Esta novela comienza mostrándonos la vida de esta pareja. Todo parece ir bien, pero resulta que la madre de Juan se pone enferma y él tiene que ir a verla. Adela se niega en redondo a acompañarlo a ver el estado de salud de la mujer, la mala relación que tiene con su suegra la hace creer que la mujer puede estar fingiendo para separarlos, lo cual provoca una discusión entre la pareja. Juan termina viajando solo y Adela se queda en casa con su orgullo y el enfado de que su novio ceda tan fácil ante los deseos de su madre. Lo que no se espera es que la vida pueda dar un giro radical y que Juan jamás regrese a su lado.
Sola, deprimida y desolada Adela decide que el amor no es algo para ella. Adoptará un cachorrito, que calmará esa soledad, se convertirá en Santa Valentina con intención de dedicar su vida a unir a parejas. La felicidad que provoca esos romances son su medicina, aunque no es una cura total, pues deberá aprender una importante lección: en un corazón siempre habrá espacio para un nuevo amor.
Conocemos a los personajes y eso es un extra, últimamente me encanta reencontrarme con personajes de historias porque le otorga más realismo. El único fallo consistente es que no recordaba a una Adela tan egoísta como la que nos presenta la autora al principio de la novela. Tiene frases y expresiones que pueden robarnos alguna carcajada, pero con un significado muy egocéntrico que no terminaba de casarme con la persona que conocí anteriormente. Por suerte, su actitud cambia muchísimo y volvemos a encontrarnos con esa Adela bondadosa que busca el bienestar y la felicidad de sus amigos mientras intenta aprender a quererse a sí misma.
El chico que protagoniza esta historia es capaz de hacer suspirar a todas sus lectoras. Noel tiene todos los ingredientes necesarios para ser el chico perfecto, aunque le costará ganarse el corazón de la testaruda Adela.
La pluma de Regina Roman me encanta, y no es ningún misterio. Sus novelas son ideales para leerlas entre historias densas, pues su estilo es tan ágil y sencillo que te atrapa sin que te des cuenta. Vuelve a recordarnos los valores principales de la vida: familia, amistad y amor. Y entrelaza las tramas con humor, con mucho humor.
“—Íbamos a casarnos, si, algún día, no importaba cuando, como estábamos, estábamos bien. Supongo que alguna mañana abriré los ojos y descubriré que lo he olvidado, pero no quiero hacerlo.
—Ni debes hacerlo, no lo olvides nunca, guarda lo que te dio en el centro de tu corazón. Eres afortunada, Adela, hay gente que se va de este mundo sin que le hayan querido.”
En conclusión, Santa Valentina tiene un plan nos sumerge en un spin-off muy cortito donde continuaremos la historia de Adela, uno de los personajes secundarios de la bilogía Quiérome mucho. Una novela divertida y ligera donde pasaremos una buenísima tarde viendo como su protagonista acepta darle una segunda oportunidad al amor.
Regina Roman es originaria de Málaga y le encanta la moda, las historias en papel y el cine. Ejerció su profesión de abogada y no dejó de escribir ni en sus peores momentos. Vive en un pequeño pueblo de la costa con su familia, perros y un excesivo deseo de reciclar. Con trece títulos publicados, continúa profundizando en las profundidades de la psique femenina, utilizando sus novelas para analizarlas desde diferentes ángulos. Porque la reflexión y el placer no se excluyen mutuamente, ese es su lema.
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