¿No sabes que película ver? Aquí te dejamos tres recomendaciones en función de cómo te encuentres hoy
Hoy necesito algo absurdo...
Bienvenidos a Zombieland
Para esos momentos en los que te apetece reirte de la vida, esta es tu película. Acción, risas y zombies, todo lo que necesitas para pasar un buen rato y olvidarte de tus problemas.
En un mundo plagado de zombis, Columbus (Jesse Eisenberg) es un joven que vive aterrorizado. Pero precisamente el miedo y la cobardía le han permitido sobrevivir. Un día conoce a Tallahassse (Woody Harrelson), un gamberro cazazombies cuyo único deseo en la vida es lograr el último Twinkie (dulce americano) de la tierra. Cuando ambos conocen a Wichita (Emma Stone) y a Little Rock (Abigail Breslin), que también sobreviven al caos como pueden, tendrán que elegir entre confiar en ellos o sucumbir ante los zombies.
Hoy necesito resolver un misterio...
Mindscape
Si tienes un día gris, en el que te meterías en una peli de misterio de estas que rozan el mal rollo. Ponte esta película.
Un experto (Mark Strong) en introducirse en la mente de otras personas acepta un nuevo caso. En esta ocasión su objetivo es una adolescente (Taissa Farmiga) que podría ser una joven traumatizada o una brillante sociópata.
Hoy tengo mucho tiempo...
El lobo de Wall street
Porque hay películas muy buenas pero que nos dan pereza por lo larguísimas que son. Un día que tengas tiempo, unas minimo 3 horas libres, te recomendamos El lobo de Wall Street, una muy buena película para la que hay que tener bastante tiempo.
Película basada en hechos reales del corredor de bolsa neoyorquino Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio). A mediados de los años 80, Belfort era un joven honrado que perseguía el sueño americano, pero pronto en la agencia de valores aprendió que lo más importante no era hacer ganar a sus clientes, sino ser ambicioso y ganar una buena comisión. Su enorme éxito y fortuna le valió el mote de “El lobo de Wall Street”. Dinero. Poder. Mujeres. Drogas. Las tentaciones abundaban y el temor a la ley era irrelevante. Jordan y su manada de lobos consideraban que la discreción era una cualidad anticuada; nunca se conformaban con lo que tenían.