Olga Salar nos cuenta cómo nació Igual te echo de menos que de más

Cuando comencé a escribir Igual te echo de menos que de más tenía muy claras dos cosas: que quería que fuera una historia divertida, pero con trasfondo y el título que iba a tener. Y este último punto era realmente llamativo porque el tema de los títulos nunca se me ha dado muy bien. No obstante, el elegido marcaba perfectamente lo que escondía la novela.

Del mismo modo quería que la protagonista femenina fuera especial y por ello le pinté el cabello rojo y le di un nombre un poco estrambótico que hice que ella detestara con todas sus fuerzas.

Definir el carácter de Olimpia fue la parte que más disfruté, además de los momentos en que ella y Martín se encontraban y saltaban las chispas. Siempre me han gustado las protagonistas fuertes, con mala leche incluida y Olimpia es todo eso y más. Su lado sensible fue tan divertido de esbozar como su punto canalla. Otro aspecto que quise ofrecerle a los protagonistas, tanto a Olimpia como a Martín, fue darles una profesión que estuviera poco vista, atención al juego de palabras jajajaja, en la literatura. Por ello les hice optometristas. Que siendo claros son aquellos que trabajan en ópticas,  nos gradúan la vista y nos iluminan el mundo con sus maravillosas lentes correctoras.

Que tuvieran ese oficio se debió a que en la época en que se fraguaba la novela en mi mente tuve que ir a renovarme las gafas porque con las mías ya no veía nada.

Además, mientras escribía y a lo largo de la novela incluí una playlist que acompañó a los personajes en sus vivencias del mismo modo que hizo conmigo en la escritura. Os la dejo para que podáis acompañar la lectura de Igual te echo de menos que de más con ella.