Gracias a Crossbooks, por este ejemplar.
Belly nunca ha sido la clase de chica a la que le pasan cosas. Año tras año, sus vacaciones transcurren en la casa de la playa pero los chicos apenas se dan cuenta de lo mucho que se fija en ellos. Cada verano, Belly desea que eso cambie. Y, esta vez, lo hará: éste será el verano en que Belly se volverá guapa, el verano en que se enamorará… aunque también será el verano en el que todo cambiará. Para bien, y para mal.
Tras leer la trilogía de ‘A todos los chicos de los que me enamoré’ supe que seguiría la pista de esta autora. ‘El verano en que me enamoré’ ha sido reeditada por la editorial y ha sido la oportunidad perfecta para sumergirme entre sus páginas.
Para mí, era casi como si el invierno no valiese. El verano era lo que importaba. Mi vida entera se medía en veranos. Como si no empezase a vivir de verdad hasta junio, en esa playa, en esa casa.
La historia nos presenta a Belly una joven de quince años que adora el verano. Desde que alcanza a recordar, cada verano su madre la lleva a ella y a su hermano a una preciosa casita al lado de la playa que pertenece a Susannah, la mejor amiga de su madre. Allí se reunían con los dos hijos de la mujer, por lo que Steven, el hermano de Belly, hacía piña junto con Jeremiah y Conrad dejándola a un lado por ser más pequeña y ser una chica.
Pero, este año, las cosas han cambiado. Belly está a punto de cumplir los dieciséis. Se ha convertido en una chica preciosa a la que nadie deja de mirar y está dispuesta a disfrutar de las fiestas y los lugares a los que nunca le habían dejado ir. Además, siempre ha estado enamorada en secreto de uno de los hijos de Susannah y puede que este año él por fin repare en ella.
Partimos de que la historia peca de sencilla y cuenta con una protagonista que a veces se hace difícil de comprender. Algo parecido me ocurrió con su otra trilogía, aunque al final conseguí pillarle el punto. A Belly todavía no. Podría compararla con Bunny, de Sailor Moon. Es una niña que quiere crecer más rápido de lo normal y sin embargo su comportamiento es superficial, aniñado y egocéntrico. Necesita madurar con urgencia, pues en la novela ocurren cosas importantes y en su mente todo gira alrededor de ella. Es incapaz de ver el dolor ajeno si no suma el suyo propio a la ecuación. Es una pena, puesto que, con otro tipo de protagonista, la novela ganaría muchos puntos. Quizás tenemos suerte y en el resto de libros que forman la trilogía la vemos madurar.
Visto así estaréis pensando que la novela no me ha gustado nada. No es el caso. La autora consigue dar ese toque especial que atrapa al lector en una novela que prácticamente se lee sola. Es ideal para el verano, para leer entre lecturas densas y para desconectar, pero eso no quiere decir que su protagonista en más de una ocasión me parezca insufrible.
Me pregunté si sería posible borrar el dolor de alguien con un beso.
Por suerte, contamos con otros personajes como las mamis, Lauren y Susannah, a las que no me hubiese importado conocer más. Su amistad es preciosa, es real. Traspasan las páginas mostrando una complicidad increíble y arrastrando un drama que nos dejará una preciosa moraleja que podría resumirse en el conocido lema de: Carpe Diem.
También tenemos a tres chicos que, de una forma u otra tienen su peso en la historia. Steven, el hermano de Belly, es el que menos sale. La mayor parte de sus apariciones sirven para dar forma al pasado, aunque admito que me hubiese gustado conocerlo mejor. Luego tenemos a los hermanos Conrad y Jeremiah, tan diferentes como especiales. Si la novela aumentase de páginas estoy convencida de que estos dos personajes hubiesen dado mucho juego, pero al ser tan cortita no hay mucho donde rascar y terminan presentándose quedando como personajes planos a los que espero poder conocer mejor en el resto de la trilogía.
Para terminar de hablar de protagonistas no podía dejar a un lado la casita. Sí, aunque debería formar parte de la ambientación, ese lugar es tan especial para las personas que pasan allí sus veranos que me encantaría ir y disfrutar de esa magia que respiran.
La pluma de Jenny Han es sencilla y adictiva a partes iguales. Tiene ese algo único que nos anima a seguir leyendo la novela pese a que queramos asesinar a su protagonista. Cuenta con flashback donde iremos apreciando el transcurso del verano actual y momentos que marcaron a Belly en veranos anteriores. Algunos de ellos cuentan con un toque dulce y aniñado que nos hará sonreír (o en mi caso tirarme del pelo de vez en cuando), otros están cargados de pena y desolación.
Los momentos, una vez perdidos, no pueden volverse a encontrar. Simplemente desaparecen.
Como os he dicho,‘El verano en que me enamoré’ es la primera entrega de una trilogía, en cambio, cuenta con un final bastante cerrado por si el lector no quiere seguir leyendo. En mi caso continuaré, está cargado de dulzura y en realidad lo veo como un tercio de un único libro, pues me falta conocer mejor a sus personajes y ver madurar a la pequeña Belly. Tengo fe en que lo haga.
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Jenny Han (Richmond, Virginia, 3 de septiembre de 1980) es una escritora estadounidense para niños y adolescentes. Es autora de la trilogía "A todos los chicos de los que me enamoré", que se convirtió en una película del mismo nombre. Sus libros se han publicado en más de 30 idiomas. Nacida en una familia coreana en Richmond, Virginia, estudió literatura en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill con un master en escritura creativa de la New School. Era bibliotecaria infantil. Vive en Brooklyn.
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