Gracias a Suma de letras, por este ejemplar.
El búho siempre caza de noche. Nadie está seguro en la oscuridad.
Una adolescente ha desaparecido del centro para jóvenes problemáticos en el que vivía y poco después es encontrada estrangulada en el bosque sobre un lecho de plumas en el centro de un círculo de velas. La unidad de homicidios de Oslo afronta la misión de averiguar lo sucedido y el veterano investigador Holger Munch se sumerge en el caso junto a la inspectora Mia Krüger, que lucha todavía contra sus tendencias suicidas y su adicción a las píldoras y el alcohol. Pero la investigación de lo que a primera vista es un espeluznante asesinato ritual no parece estar yendo a ninguna parte hasta que la unidad recibe nuevos indicios sobre los elementos encontrados en el lugar del crimen. Las plumas pertenecen a un búho... el pájaro de la muerte.
Hace un par de años leí Viajo Sola, de Samuel Bjørk, y quedé completamente fascinada con su forma de caracterizar personajes y crear las escenas perfectas. En esta ocasión vengo a hablaros de su secuela: El búho, donde el autor ha conseguido plasmar las mismas sensaciones paseándonos por diferentes escenarios de la mano de unos personajes que adoré hace dos años y he vuelto a adorar.
La historia comienza cuando aparece el cuerpo de una adolescente sobre un lecho de plumas. La joven ha sido asesinada y su cuerpo se encuentra en una cuidada escena que a primera vista no parece ofrecer mucha información. En ese momento el equipo de Holger Munch se pondrá a trabajar en el caso, pero les falta una pieza muy importante: Mia Krüger, quien no podrá unirse al caso hasta que supere los problemas que arrastra desde que perdió a su hermana. Pero Holger Munch sabe que sin su compañera no podrá llegar hasta el final del asunto, por lo que acudirá a ella sin dudarlo.
“—Hay una interpretación más profunda que todo eso.
—¿Y bien?
Larsen miró la fotografía detenidamente otra vez.
—Fíjate en sus brazos —dijo cautelosamente—. La manera en que están colocados. Esto no es casual.
—¿Cuál es la interpretación más profunda? —dijo Mia.
—¿Qué?
—¿La que no es para niños?
—Nacimiento, virgen, madre, ley, muerte —dijo Larsen en voz baja, sin apartar la mirada de la fotografía.”
Esta secuela se centra en un crimen que a priori parece imposible de resolver. Las escasas pistas que encuentran suelen dirigirlos a callejones sin salida una y otra vez, por lo que será la inteligencia de Mia lo que irá dando luz a toda esta locura.
Como en la otra novela, las tramas secundarias que van dándose junto a la principal son esenciales. Conoceremos más a fondo el entorno y a la familia de Holger Munch, quizás en un principio podamos sentirnos desconcertados por lo poco relevante que pueda parecer para la historia principal, pero creo que le da realismo a este personaje. Entraremos en su mente, reviviremos su historia y lo humanizaremos por completo.
Mia Krüger se convirtió en uno de mis personajes favoritos hace dos años y consigue mantener su puesto. Surcar la mente de este personaje es toda una experiencia. Su gran capacidad de percibir información hasta en el más mínimo detalle me fascina, pese a encontrarme con sus múltiples adicciones o con sus ganas de rendirse en más de una ocasión. En algunos momentos encontraremos y páginas de incoherencias que terminan en una nueva pista que reaviva el caso y engancha al lector hasta límites insospechados. Ese es el don de Mia y el autor lo explota al máximo haciendo que quiera leer mil y una historias sobre ella.
No nos olvidemos de los personajes secundarios. Continuaremos con la historia de todo un elenco de personajes que, pese a encontrarse en un plano secundario, aporta demasiado a la trama como para obviarlos. Me encanta la facilidad y la sencillez con la que nos encontramos frente a tantos personajes sin perder el hilo en ningún momento.
“Camilla. La elegida. Mamá. Nacimiento. Diecisiete años. Despistada. Particular. Las plumas. ¿Un búho? ¿La muerte? Estrangulada. ¿Por qué estrangulada? ¿Por qué algo alrededor del cuello? ¿El aliento? ¿El aliento es la vida? Los brazos. ¿En el bosque? ¿Por qué estabas desnuda?».”
Admito que no sentí el gran impacto que con Viajo sola, pues el autor vuelve a hacer uso de algunos elementos por lo que el factor sorpresa queda un poco mermado. Aun así, la maravillosa pluma de Samuel Bjørk es una mezcla perfecta de sencillez y adicción. No escatima en detalles, pues nos encontraremos con más de una escena capaz de revolvernos el estómago. Sus escenarios están bien definidos, pero nada recargados, lo cual desemboca en un ritmo trepidante donde, pasada la mitad de la novela, no podrás dejar de leer hasta alcanzar el final.
Por mucho que os hable de la novela anterior, me gustaría recalcar que no es necesario haber leído Viajo sola para poder entrar de lleno en esta novela. Nos encontramos con los mismos protagonistas y el curso de sus vidas, pero el caso es totalmente independiente.
“No debía hacerlo con los animales. Era tal y como le había dicho su madre. Eran los humanos los que estaban podridos. A los animales no les pasaba nada. Vivían en la naturaleza, sin más. Había que cuidar a los animales. No habían hecho nada malo a nadie.
«Tendría que ser una persona».
Para que pudiera funcionar.
«Un reflejo».
«De mamá».”
En conclusión, El búho nos sumerge en la secuela de una novela que me dejó maravillada. Con unos protagonistas tan sorprendentes como reales y una trama adictiva, nos encontraremos con un caso a contra reloj donde el lector quedará atrapado hasta la última página temiendo por la vida de los personajes, pues cualquiera podría ser el siguiente.
Las novelas se pueden leer de forma independiente.
Samuel Bjørk es el seudónimo del noruego Frode Sander Øien. Es novelista, autor de obras de teatro, cantante, ha expuesto obras de arte y ha traducido a Shakespeare. Escribió dos novelas de notable éxito, Pepsi Love (2001) y Speed for Breakfast (2009), pero el reconocimiento masivo le llegó con Viajo sola (Suma de Letras, 2014), bestseller en todos los países en los que se ha publicado y recibido con excelentes críticas. Vive y trabaja en Oslo.
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