El fenómeno literario de “A través de mi ventana” ha llegado a nuestras pantallas a través de la plataforma Netflix después de muchos meses de espera y muchas expectativas, pero, ¿se han cumplido estas expectativas para sus fans? ¿Cumple el dicho de que son siempre mejores los libros que sus adaptaciones cinematográficas?
El libro de Ariana Godoy está protagonizado por Raquel, que lleva toda la vida loca por su vecino Ares. Lo observa sin ser vista desde su ventana aunque muy a su pesar no han intercambiado nunca ni una palabra. La suerte de Raquel cambia el día en que descubre que su vecino le está robando la clave del Wi-fi, ahora ella tiene muy claro su objetivo: conseguir que Ares se enamore de ella.
La literatura romántica juvenil es en la actualidad el gran filón para la industria del cine que con un presupuesto medio se asegura grandes ganancias gracias a los fans fieles de estos éxitos de superventas. Las tramas son predecibles y bastante parecidas y como norma general romantizan el amor tóxico.
La película, dirigida por Marçal Forés con la propia escritora a cargo de la revisión de los guiones, está protagonizada por Clara Galle como Raquel y Julio Peña como Ares y nos promete amor y mucho sexo. A través de mi ventana es el primer libro de la “Trilogía de los Hidalgo” y aunque en menos de 24 horas ya se encontraba entre lo más visto de Netflix, de momento la plataforma no ha confirmado la continuidad de los otros dos libros.
Pero, ¿cuánto de fiel es la película al libro? Atención porque a partir de ahora este artículo puede a contener spoilers.
Los personajes de A través de mi ventana
Siempre es difícil que la adaptación cinematográfica sea fiel a las descripciones de los personajes, y eso choca con la imagen que el lector ya se ha hecho sobre ellos, de ahí que muchas veces no se cumpla con las expectativas. Ariana nos describe a un Ares de profundos ojos azules, piercing en el labio y pelo negro que cae sobre su frente, pero en la película el protagonista se aleja de esa imagen y nos encontramos con un chico de pelo muy corto, ojos marrones y sin rastro de perforaciones en su cara, cambios no han molestado, aceptando la imagen del guapísimo Julio Peña.
Por el contrario, el cambio físico que ha dividido a los fans ha sido el de Claudia, la empleada de la familia Hidalgo, descrita en el libro como una joven de atractiva melena larga y pelirroja, que ha sido interpretada por la actriz Emilia Lazo con un bonito pelo negro corto y que ha desatado comentarios de enfado en redes sociales por parte de quienes no la ven en ese papel.
Los cambios físicos no han sido los únicos que hemos visto en la pantalla. Ya es habitual que Netflix en una apuesta por la diversidad muestre representación LGTB en sus producciones, y en este caso, lo hacen a través de Daniela, la mejor amiga de Raquel. El carácter de Yoshi es más abierto y lanzado, aunque su aparición en la película sólo sirva para justificar el desenlace, ya que desaparece toda la subtrama propia que lleva asociada en la historia escrita.
La crítica ha alabado dos cambios de personalidad notables: el de Rosa y Sofía, madres de Raquel y de Ares, interpretadas por las actrices veteranas Pilar Castro cy Rachel Lascar. En la pantalla la relación con sus hijos ha mejorado y las han hecho mucho más comprensivas y tolerantes, transmitiendo el mensaje de la importancia de apoyar a los hijos pase lo que pase.
El cambio más significativo es sin duda el del abuelo Manuel Hidalgo, una figura muy importante en el libro que ya está muerto al empezar la película. Los fans lo han echado de menos, y aunque la adaptación no ha contado con el personaje, ha conservado la influencia positiva que ejercía sobre Ares.
La trama de A través de mi ventana
Aunque no se libra de perpetuar clichés de moda como el amor basado exclusivamente en la atracción física o las relaciones tortuosas, y mantiene la obsesión y el acoso de Raquel hacia Ares, la película lo suaviza, eso sí, sin llegar a librarse por completo del peligroso mensaje de que el amor tiene que doler.
Una de las primeras cosas que han observado los lectores es la desaparición de las subtramas de los personajes secundarios, la eliminación de muchas escenas y de muchos diálogos, y el foco exclusivo en la relación entre los dos protagonistas, pasando de puntillas por las inseguridades adolescentes, los vínculos familiares o la forma de entender la amistad a esas edades. A cambio nos dan un derroche de escenas subidas de tono de las que tampoco escasea el libro ¿El gran acierto?, el guion es más fresco que la trama original y trata de empoderar al personaje femenino, algo que sí ha convencido al público.
Pero al final hay que tener en cuenta que la película tiene que condensar 416 páginas en 1 hora y 56 minutos, y esto ha obligado al equipo de Marçal Forés a tomar decisiones drásticas: suprimir diálogos, aligerar trama o transformar escenas en otras completamente diferentes, y esto es lo que menos ha gustado. El ritmo es excesivamente rápido, hace parecer que todo sucede en dos días y va a marchas forzadas y cambios como el de la famosa fiesta de Halloween parecen del todo innecesarios, ya que no sólo es una de las escenas que más gusta del libro sino que sirve de transición en los sentimientos de los protagonistas.
A pesar de todo, desde su estreno, “A través de mi ventana” no ha dejado de sumar reproducciones y se mantiene como uno de los estrenos con mayor éxito de la plataforma. Una película rara vez mejora un libro pero esta ha conseguido complementar la historia del papel poniendo cara a los personajes, restando lágrimas, dolor y drama y lanzando un mensaje de empoderamiento femenino que se adapta a las nuevas generaciones y a los nuevos tiempos.
