La Rueda del Tiempo 1. El Ojo del Mundo, de Robert Jordan

Ficha técnica:

Opinión personal:

Hacía tiempo que quería adentrarme en esta gran historia, sobre todo al saber que Amazon había decidido adaptarla a la pantalla como serie, y al fin he podido conocerla.

El Ojo del Mundo es el primer libro de la conocida saga La Rueda del Tiempo, escrita por Robert Jordan y formada, en esta nueva edición publicada por el sello Minotauro, por 14 libros y 1 libro precuela que narra acontecimientos sucedidos antes de esta primera parte.

Nos encontramos ante un basto y maravilloso mundo de fantasía, lleno de magia, distintas razas y con un montón de personajes y culturas diferentes. Es importante resaltar que el autor era un gran fan del autor J. R. R. Tolkien y este primer libro tiene cientos de referencias a su obra, con el que trata de rendirle homenaje y que, poco a poco, a lo largo de la historia, va tomando su propio camino, diferenciándose así de la gran historia El Señor de los Anillos, añadiendo elementos nuevos y creando su propio mundo.

Este libro forma parte del género de fantasía épica más clásica, por lo que en sus páginas encontrarás gran cantidad de descripciones muy detalladas y que, sobre todo al principio, pueden parecerte pesadas, pero una vez pasadas las primeras 100 páginas y habiéndote acostumbrado a la forma de narrar del autor, ni te darás cuenta de ello.

Para que te hagas una idea de dónde te estás metiendo, explicaré brevemente cómo funciona el mundo: En esta historia el tiempo no es lineal sino cíclico, una rueda de siete ejes en la que cada uno de ellos es una era. Este primer libro sucede en la tercera era, cuando el Oscuro trata de regresar. Y como en todo buen libro de fantasía existe una profecía: aquel al que llaman el Dragón, renacerá el día en que la humanidad se encuentre en la más acuciante necesidad de salvar al mundo

La Rueda del Tiempo gira, y las eras llegan y pasan y dejan tras de sí recuerdos que se convierten en leyenda. La leyenda se difumina, deviene mito, e incluso el mito se ha olvidado mucho antes de que la era que lo vio nacer retorne de nuevo. En una era llamada la tercera por algunos, una era que ha de venir, una era transcurrida hace mucho, comenzó a soplar un viento en las Montañas de la Niebla. El viento no fue el inicio, pues no existen comienzos ni finales en el eterno girar de la Rueda del Tiempo. Pero aquél fue un inicio.

Y así comienza el primer capítulo, que nos lleva al Campo de Emond, donde un grupo de amigos: Rand, Mat y Perrin, junto con Egwene, pasan sus días en un apacible pueblo; hasta que su tranquilidad se ve interrumpida la noche previa al festejo de la primavera, cuando un grupo de seres, los trollocs, llegan buscando a alguien… dejando tan solo destrozo a su paso.

Morain, una Aes Sedai capaz de encauzar la magia, junto con su guardián, Land, son los que consiguen derrotar a estos seres y que la aldea no quede devastada.

La Aes Sedai se encuentra en el pueblo buscando al Dragón Renacido de la profecía y cree que uno de nuestros protagonistas masculinos puede serlo, por lo que, después del ataque, y para que los trollocs, que los siguen buscando, no hagan daño a sus seres queridos, todo el grupo partirá a un viaje lleno de aventuras, del cual no saben cuándo volverán. Este grupo estará formado por los cuatro amigos, Morain, su guardián y un juglar (Thom), al que más tarde se unirá la zahorí del pueblo y maestra de Egwene, llamada Nynaeve.

La persecución que comienza en este punto de la historia la veremos a lo largo de todo el libro.

El dragón original provocó lo que se conoce como el desmembramiento del mundo, una época en la que todo fue destruido. Perdió la capacidad de encauzar y terminó volviéndose loco. En el origen, tanto hombres como mujeres podían encauzar lo que aquí se conoce como el poder único. Después del desmembramiento la parte masculina del poder quedó corrupta por el Oscuro. Desde ese momento todo hombre que posee el don termina volviéndose irremediablemente loco si usa el poder, mientras que la parte femenina de la fuente verdadera de este poder (las Aes Sedai) ha quedado inmaculada, y serán ahora las únicas capaces de usarlo sin problema, siempre y cuando sean entrenadas y aprendan a hacerlo. En esta tercera era su deber es buscar a mujeres y hombres con este don, a las primeras para entrenarlas y los segundos para evitar que se conviertan en un peligro para el mundo.

Podemos decir que la historia comienza como algo pequeñito, que acabará convirtiéndose en un mapa enorme, y que no me cabe duda de que se hará todavía más grande con el resto de libros.

El autor te va presentando el mundo a través de los ojos de nuestros inexpertos protagonistas, lo que hará que comprendas la historia más fácilmente de lo que puedas creer en un principio, puesto que te irás enterando de cómo funciona todo a la par que ellos (un grupo de pueblerinos que en realidad no sabe nada del mundo más que las leyendas con las que han crecido y que realmente nunca habían creído del todo).

Cada personaje de este variopinto grupo tendrá un papel que desempeñar en lo que Morain llama el Entramado.

—A medida que la Rueda del Tiempo va girando —explicó Morain casi para sí, con una mirada distante—, los lugares reciben muchos nombres. Los hombres tienen muchos nombres, múltiples rostros. Diferentes rostros, pero siempre el mismo hombre. No obstante, nadie conoce el Gran Entramado que teje la Rueda, ni tan sólo el Entramado de una Edad. Únicamente nos es dado observar, estudiar y mantener la esperanza.

Algo a tener en cuenta es que el primer libro tiene su propio final, por lo que se podría leer solo y no continuar con la saga, aunque si te ha gustado seguramente quieras seguir con la aventura.

Podría contaros muchas cosas más pero ya serían spoilers y creo que, llegados a este punto, lo mejor es que si os ha llamado la atención, cojáis el libro y juzguéis por vosotros mismos.

Yo solo puedo concluir diciendo que este primer libro de la saga ha sido el inicio de un viaje trepidante que apunta muy alto y que estoy segura mejorará en los siguientes libros.

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Libros que componen la saga: