Tienes hasta las 10, de Francisco Castro – Reseña

Opinión personal de la novela

Tienes hasta las diez, de Francisco Castro, ha sido una de las sorpresas de este año. Desde el principio supuse que me encontraría con una novela donde alguien ponía un reto a otra persona y corto espacio de tiempo para resolverlo, por lo que mi mente se imaginó una novela negra de estas donde el protagonista iba a contra reloj para atrapar al asesino. Nada más lejos de la realidad, esta novela nos sumerge en un misterio pausado y muy bien cuidado. Una serie de enigmas que nuestro protagonista comienza a recibir de su padre tras su muerte, enigmas que a priori parecen imposibles de descifrar, pero con un trasfondo único que desvelará una historia apasionante.

“—Creo que mi padre sabía que iba a morir. Tengo la teoría, una noche de insomnio da para mucho, de que sabía que iba a morir de repente, o por lo menos que le quedaba muy poco tiempo y por eso creo que dejó todo preparado para que empezase todo esto en cuanto él hubiese muerto. Él no me los envía, está claro, está muerto, pero sí que los envía, como te digo, de alguna forma."

La historia comienza cuando, a las pocas horas de enterrar a su padre, Tony comienza a recibir una serie de enigmáticos mensajes firmados por su padre. “Tienes hasta las diez” es el primero de estos mensajes, y el cual desembocará en una aventura cargada de secretos y respuestas que harán que la vida de Tony de un giro radical.

No podría avanzar mucho más sin desvelaros partes importantes de la trama. La historia la viviremos bajo el punto de vista del protagonista, quien se encargará de narrar cada detalle y hacernos conocer a la perfección a su padre, pese a que esté muerto. En cada una de las páginas iremos aportando pequeñas pinceladas de información a la historia, crearemos cientos de hipótesis junto al protagonista y nos desesperaremos cada vez que nos encontremos frente a un callejón sin salida, los cuales son abundantes.

Nos encontraremos frente a una trama bien elaborada que teje cuidadosamente cada uno de sus puntos llevándonos hacia un buen final. Pero, lo que más destaca en la novela son sus personajes. Enriquecidos al milímetro conoceremos a un protagonista hasta tal punto que podríamos adivinar sus pasos. La relación que mantenía con su padre era tan especial que sentiremos añoranza en cada uno de sus recuerdos y, el amor que siente por Celia, su compañera de trabajo, es diferente a lo que estamos acostumbrados a leer.

“Extendí la mano hacia Celia pidiéndole un bolígrafo. Ella tenía la mirada fija en el ordenador. Me dio el boli y, muy en bajo, dijo:

—Mail de tu padre. Acaba de entrar.

Tomé nota del teléfono del notario. La mano me temblaba y los números me salieron torcidos, incompletos, inseguros y muertos de miedo. Le di las gracias a César y colgué.

El mail era muy corto:

«Felicidades. Ya estás cerca. Fíjate en la cruz y en el fuego».

La pluma de Francisco Castro es pausada y sencilla. Daremos vueltas y vueltas en algunos puntos sin entender bien el sentido de esa escena, aunque más tarde nos daremos cuenta de que todo cuenta, pues los pequeños detalles son lo importante en esta historia, no solo contamos con un misterio, si no con unas relaciones bien construidas y totalmente creíbles. No podemos olvidarnos las continuas menciones a la literatura clásica, todo amante de la lectura sentirá un cosquilleo en el estómago con algunas menciones como la culpable del título de la novela: “La isla del tesoro”.

Pese a que la novela es muy finita, no nos encontramos frente a una historia que se devore en una sentada. Yo recomiendo leerla con calma, saboreando cada párrafo y dejándote llevar de la mano del protagonista. Tienes hasta las diez cuenta con una de esas tramas que merece dedicación y a un lector con los cinco sentidos absorbidos por su historia.

“Todo era pesado y me pesaba todo.

Como si el universo completo estuviese justo apoyado sobre mis cervicales, que se tensaban con el esfuerzo.

Un peso injusto de toneladas de injusticia.

Muy injusto.”

En conclusión, Tienes hasta las diez nos sumerge en una historia capaz de engañarnos con su título. No nos encontraremos frente a una novela con un ritmo precipitado, al contrario, será su ritmo pausado lo que nos atrape desde el principio hasta el final. Una historia capaz de desorientarnos en más de una ocasión, pero con un final perfecto que enciende las luces de todos los interrogantes que acumulamos desde las primeras páginas.

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