Gracias a Versátil, por este ejemplar.
Desde su divorcio, hace ya varios años, Olga Bernabé convive con su hijo Daniel, que se ha convertido en un desconocido de 17 años con el que apenas cruza alguna palabra. Una noche de finales de septiembre, Olga regresa a casa a medianoche, agotada tras una larguísima jornada en el hospital en el que trabaja y sintiéndose más sola que nunca. Comprueba que Daniel no ha cenado y que está acostado en su habitación con los auriculares puestos. Decide no despertarlo, pero lo que descubrirá al día siguiente la impulsará a conocer la auténtica vida de su hijo.
De la mano de Raul Forcano, un investigador en ciernes, retrocederemos en la vida de los protagonistas, hasta llegar a un suceso que quizás sea mejor seguir ignorando. Conocer la verdad resultará para los implicados una verdadera maldición.
Maldita verdad es el título que cierra la trilogía de la culpa escrita por Empar Fernández que se compone de: La mujer que no bajó del avión, La última llamada y Maldita verdad. Esta novela puede leerse de forma independiente a las anteriores, personalmente no tenía constancia de que me encontraba frente a una trilogía cuando me hice con este ejemplar, pero como digo se trata de una historia única. Maldita verdad ha resultado ser impactante por la cotidianidad de los sucesos y el realismo de sus personajes.
La novela nos presenta a Olga, una mujer abatida por la vida que se acostumbra al silencio y el distanciamiento de Daniel, su joven hijo. La historia comienza cuando la madre descubre que su pequeño no dormía, como ella pensó cuando llegó la noche anterior de trabajar, sino que yace sin vida en su dormitorio. Al parecer Daniel decide acabar con todo tomando una gran cantidad de pastillas y terminando de destrozar a su madre.
—Yo no sabía nada de esa chica. No sabía nada de nada. ¿Cómo he podido estar tan ciega? ¿Cómo he podido…? ¿Tan alejados llegamos a estar? ¿Por qué Daniel no confiaba en mí? No puedo entenderlo. Su tutor lo conocía mejor que yo. Sabía cosas que yo…
Olga no entiende los motivos que han podido llevar a su hijo a suicidarse, de hecho, no acepta que se trate de un suicidio. La policía da carpetazo al asunto y no tiene intención de seguir con la investigación, por lo que Olga buscará a un investigador privado que pueda aportar algo de luz a esta tragedia. Los limitados recursos económicos de la mujer la llevarán a Raúl, un joven estudiante al que le separan unos meses de poder conseguir su licenciatura. Debido a la necesidad económica y la angustia de la mujer, Raúl aceptará el caso.
Lo que este joven investigador no espera es que hay momentos en que es preferible que la verdad nunca sea descubierta.
No conocía a esta autora, es curioso como he llegado a ella a través del tercer libro de una trilogía y ahora solamente pienso en tener la oportunidad de hacerme con otra de sus historias. Me encantó su prosa, me enganchó desde la primera página e hizo que devorara la novela en apenas un día. A través de las páginas va tejiendo un aura de misterio que termina hipnotizando al lector, quien irá atando cabos poco a poco y terminará por llegar a la conclusión deseada por su autora: a veces la verdad es mejor dejarla enterrada que sacarla a la luz.
El ritmo de la novela es pausado, podrás conocer a fondo las diferentes situaciones y sus lugares, pero nunca llegará a resultar pesado o recargado. La historia avanza poco a poco mientras la investigación de Raúl sigue su curso. Nos encontraremos con algunos giros esenciales que darán la vuelta a la trama creando una adicción increíble.
—Me cuesta recordar que ha muerto. Daniel no era de esos. Le pregunté, insistí por si podía ayudarle, casi me envía a la mierda. Solo acabó por decirme que había regresado alguien de su pasado. Lo dijo así: alguien de su pasado. Como si hablara de un fantasma, de alguien que le daba miedo o que le traía problemas, pero no sé más.
El punto fuerte de Empar Fernández se encuentra en sus personajes, todos son realmente cotidianos y realistas, hasta tal punto que es muy fácil que lleguen a calarte. Raúl es el personaje principal de esta novela, es obsesivo y observador. A sus treinta años aún le quedan unas asignaturas pendientes para poder licenciarse y acaba de independizarse de sus padres, pues se muda a un antiguo piso de su abuela fallecida el cual irá reformando poco a poco. Conocer a este personaje ha sido una auténtica experiencia, con el paso de los capítulos irás viendo como intenta poner su vida en marcha: terminar la carrera, independizarse, reformar un piso desastroso… Pero lo mejor de todo es su intento fallido de no implicarse emocionalmente en los casos, la teoría es fácil y él la conoce, pero cuando sus actos pueden remover asuntos que dañen a otras personas la cosa se vuelve muy complicada.
En un plano un poco secundario nos encontramos a los padres de Daniel. El sufrimiento, la desolación y la angustia de no saber qué pasaba por la mente de su hijo y de creer que podrían haber hecho algo más por él son sentimientos desgarradores que llegan a dar en el lector.
—Me lo dejaron muy claro, un suicidio es un suicidio. Dijeron que las notas pudo haberlas escrito él mismo. No van a mover un dedo. Y no voy a suplicarles que lo hagan.
En conclusión, Maldita verdad nos sumerge en una historia desgarradora con el suicidio de un joven como punto central. Viviremos la angustia de una madre por conocer la verdad, la inexperiencia de un aspirante a investigador y la sensación de que algunas veces es preferible no conocer lo que realmente ocurrió. Sin duda una historia que recomiendo a todos los amantes del género y aquellos que quieran iniciarse en él.
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Nota: Se pueden leer de forma independiente.
Fernández nació en el Cerro de la Peira de Barcelona y supo de inmediato que quería convertirse en escritora. Su padre trabajaba en el almacén de la editorial Juventud y a su casa nunca le faltaban libros. Es licenciado en psicología clínica y aunque nunca ha ejercido, los conocimientos adquiridos se reflejan en su trabajo. Estudió historia contemporánea en la Universidad de Barcelona y trabajó durante muchos años como profesor de secundaria en un instituto de Sant Feliu de Llobregat.
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