Gracias a Océano Gran Travesía, por este ejemplar.
Addison Schacht tiene mucho de qué preocuparse en su último año de preparatoria. Cosas del día a día, tales como ir a la escuela, menudear droga a sus compañeros de clase y entender qué diablos quiere en la vida Phoebe, su mejor amiga (ojo, sólo es su amiga). El verano está próximo y la fecha de entrega para el ensayo de aptitudes que debe remitir a la Universidad de Chicago está ya próxima. Pero ¿cómo poner atención a tan irrelevante tarea cuando uno de sus compañeros, Kevin Broadus, ha muerto víctima de un aparentemente absurdo tiroteo? Addison utiliza entonces el pretexto del ensayo para regalarnos el presente libro, una obsesiva búsqueda del culpable y de justicia que es, a la vez, un entrañable chapuzón directo a la psique del postadolescente moderno.
Tras leer la sinopsis de Los criminales de Noviembre me di cuenta que no me encontraba frente a tema habitual entre mis lecturas, por ello me decidí a sumergirme entre sus páginas, pues me apetecía probar algo diferente. Una vez finalizada la novela de Sam Munson puedo confesar que no ha terminado de conquistarme. Sus páginas están cargadas de realismo y crueldad, y trata temas que no suelen tratarse en el género juvenil: racismo, sexo, drogas… pero aunque la temática me pareció muy interesante y lograda, no conseguí entenderme con el protagonista principal.
La historia nos presenta a Addison, un joven muy poco común que intentará resolver el misterio que envuelve el trágico asesinato de uno de sus compañeros de clase, quien es de raza afroamericana.
… Y si se juzgan nuestras acciones por ese principio, yo no hice nada mal, y ella no hizo nada bien. Solo éramos dos actores que se comportaban de cierta manera porque no teníamos ninguna otra opción. Tiene sentido. ¿Qué otra cosa, dadas todas las circunstancias de fondo de ser yo, podría haber hecho yo?
Sam Munson debuta con su primera novela presentándonos a un joven muy complicado, un poco antisocial y con el que es difícil congeniar. Pero pese a todo esto, Addison nos paseará por una trama donde la crítica social, la cruda realidad, las drogas y las familias problemáticas están a la orden del día.
Esta novela se vende como juvenil, aunque personalmente la encasillaría en un público más adulto. Es fácil perderse entre los pensamientos del protagonista que sin darse cuenta terminan relegando la trama principal a un segundo plano. Quizás esta novela no estaba destinada para mí, quizás el momento en el que la empecé no era el adecuado y por ello no llegué a conectar, pero ante todo tengo que destacar el gran trabajo realizado por el autor, pues siendo su primera novela, ha sabido romper esquemas y presentar una historia diferente, cruda y realista en un género en el que ciertos temas todavía parecen ser tabú.
Los criminales de Noviembre tiene una fuerte crítica social sobre el racismo. La trama principal radica ahí, pues el asesinato de Kevin no es investigado ni tomado en cuenta por ser de otro color de piel. Este es uno de los motivos que me ayudaron a continuar con la novela, pues me resultó muy interesante ver como Addison intenta llegar al final del asunto aun no siendo amigo de la víctima.
“Un hijo de puta tan listo como tú no necesita que le digan lo que pasa si los cerdos revisan esta porquería. Así que conduce razonablemente. ¿Me has oído?”.
Los personajes tienen una gran caracterización por parte del autor, aunque no conseguí identificarme con ninguno de ellos. Como ya os habréis dado cuenta nuestro protagonista se llama Addison y es un joven solitario, pretencioso y en ningún momento busca la aprobación de los demás. Lo primero que me llama la atención cuando el autor nos presenta a este personaje es que se dedica a vender droga por placer, no por necesidad. Sin lugar a dudas nos encontramos frente a un personaje al que no se le toma cariño con facilidad.
Los personajes secundarios consiguieron caerme algo mejor. Destacaría a Digger, la socia de Addison en el negocio de la venta de drogas. Sonará raro que la presente como socia, pero el protagonista nos repetirá hasta la saciedad que ni es su amiga ni su novia. Por más que Addison intente convencernos de que no existen lazos afectivos con esta chica, el lector tiene claro que se engaña así mismo. Como quiera que sea la presencia de Digger en la novela es un punto a favor que aporta frescura, ligereza y nos ayuda a salir del monotema de los pensamientos del personaje principal.
La pluma de Sam Munson es rompedora. El lenguaje que utilizan los personajes contiene términos callejeros que no se acostumbran a ver en el mundo literario. Su prosa es sencilla y ligera, narrado en primera persona veremos el mundo a través del protagonista, quien tiene un punto de vista bastante peculiar.
—No estábamos involucrados emocionalmente. Cualquiera de los dos podía irse en cualquier momento. El sexo es natural y necesario para la gente de nuestra edad.
Los derechos de la novela ya han sido vendidos y será llevada al cine por Sacha Gervasi. Además, contará con un reparto alucinante pues será protagonizada por Ansel Elgort (Saga Divergente y Bajo la misma estrella) y Chloë Grace Moretz (Kick-Ass, Carrie, Déjame entrar y La quinta ola)
En conclusión, Los criminales de Noviembre nos sumerge en una historia que rompe con todos los tópicos del género juvenil. Con una trama dura y cruel presentada bajo un punto de vista muy peculiar. La recomiendo a todo aquel que busque algo nuevo y diferente, pero que esté preparado para encontrarse con un protagonista un poco difícil de comprender.
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Sam Munson se graduó de la Universidad de Chicago en 2003 y desde entonces ha contribuido en The New York Times, The Wall Street Journal, LA Review of Books, The National, The Daily Beast, The Times Literary Supplement y The New York Observer. The Utopian y muchas otras publicaciones. Su primera novela, Los criminales de noviembre, recibió elogios unánimes de la crítica y fue adaptada al cine por Sony Pictures. Los actores que protagonizarán la película serán dirigidos por Chloë Grace Moretz, Ansel Elgort, Catherine Keener y David Strathairn. Su segunda novela se llama La guerra contra los imbéciles. Sam vive en Harlem con su esposa y su hijo.
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