Gracias a Alfaguara, por este ejemplar.
Nada me frena ahora. Y por ello la Corporación debería temerme. He renunciado a todo. No tengo nada más que perder. Soy capaz de salvar mundos, y lo haré. Tal vez la Corporación permanezca al acecho, pero estoy preparada para enfrentarme a ellos. Las cosas están cambiando tras los muros del Conventry y nuevas conspiraciones comienzan a tejerse en sus intrincados pasillos. Cuando Adelice regresa a Arras, pronto comprende que algo despreciable y oscuro ha tomado el control sobre el mundo... y que Cormac Patton la necesita para restablecer el orden. Sin embargo, la paz exige un precio demasiado alto. Mientras la Corporación sigue manipulando a los ciudadanos de Arras, Adelice descubre que no está sola, y que deberá olvidar el pasado para luchar por la salvación de su mundo. Ha llegado el momento de elegir entre una inimaginable alianza y una cruenta guerra que podría destruirla a ella, y también su amor.
Una trilogía más que llega a su fin, pues con La elección final Gennifer Albin finaliza una trilogía que me enamoró por la idea tan original que nos planteaba en su primer libro: Las tejedoras de destinos. Aunque este último libro ha supuesto un final que me ha gustado bastante, noté la sensación de que la autora estaba deseando cerrar esta historia ya, y es una pena porque esa ansiedad que se palpa en el último libro es la causa de que algunos detalles no tengan mucho sentido.
Al comienzo de la historia nos encontramos camino a Arras, pues Cormac intentará controlar a Adelice a cualquier precio, por ello le propone matrimonio con unas condiciones que ella no puede rechazar, pues la maldad de Cormac no parece conocer límites.
Adelice fingirá ser la mujer perfecta que Cormac desea, en cada reunión social e incluso en algunas ocasiones con él fingirá su mejor sonrisa e interesarse por el mundo de que su futuro esposo quiere conservar, pero sus intenciones son clarísimas: destrozar a Cormac desde dentro para salvar a los suyos.
Adelice necesitara ayuda para poder lograr su cometido, ya que como siempre las cosas no son tan fáciles como parecen, pues al parecer tanto Arras como la Tierra están en peligro. ¿Encontrará Adelice los aliados que necesita para acabar con la locura de Cormac?
—Llegará un día, Cormac, en que ninguna tecnología te salve, y no solo estaré ahí para verlo, sino que tu vida estará en mis manos.
Nos encontramos ante un libro muy fácil de leer, pues la pluma de la autora es sencilla y muy ágil. La originalidad de Gennifer Albin es magistral, nos crea un mundo precioso y totalmente diferente, algo muy difícil si tenemos en cuenta que las distopías están muy explotadas en el género juvenil. Los escenarios, como siempre, están perfectamente definidos sin necesidad de abusar de las descripciones, por lo que una vez más viviremos la historia en primera persona de una forma muy ligera. Los giros son quizás el arma secreta de la autora, pues nos enganchan a la lectura porque cuando parece que han solucionado algo, resulta que el villano se ha adelantado, creándonos una tensión increíble durante toda la historia.
El inconveniente mayor es la incoherencia de algunas cosas, intenta dar explicaciones al por qué Arras puede afectar tanto a la Tierra, de una forma un poco precipitada, pues si los personajes no llegan a comprenderlo todo, el lector tampoco puede hacerlo y yo tuve una sensación de confusión y desorientación en más de una ocasión.
Los personajes siguen su línea, pero notamos una clara evolución en la protagonista. Si comparamos a la Adelice del primer libro con la que nos encontramos ahora, veremos una chica todavía más decidida, más consciente de sus habilidades y dispuesta a todo por hacer justicia y salvar a los suyos. Seguiremos viendo su ironía y ese carácter que la hace tan especial, sin lugar a dudas ha sido uno de los personajes que me ha gustado de principio a fin.
—Descubrir la verdad cuesta —me advierta—. Algún día, cuando hayas vivido toda una vida, lo entenderás.
—¿Y cuánto tiempo tardarás tú en darte cuenta de eso?
Es una pena no poder contar más con Erik y Jost, pues apenas tienen papel en este último libro. Jost está decidido a cualquier cosa por encontrar a su hija y lo dejará claro en todo momento, o en las pocas ocasiones que tengamos de verlo. Erik ayudará a su hermano e intentará poner la misión por delante del amor que siente por Adelice, al menos cuando están con en compañía, pues en la intimidad se crea un clima de ternura y pasión precioso. La historia de ellos dos es tan bonita que perdurará siempre en nuestros corazones, pues nos encontramos frente a un amor real que se ha ido tejiendo poco a poco a lo largo de la trilogía y eso nos terminará enamorando, aunque no tendremos mucha presencia de ese romance, cosa que cambiaría, pues me hubiera gustado poder disfrutar más de esta pareja.
El final es una locura, después de todo lo que sufren me quedé con el corazón en un puño, pues la autora teje un final muy especial donde cada lector puede dar su propia interpretación. Me ha dado mucha pena cerrar definitivamente esta historia, pues aunque confieso que a Gennifer Albin se le estaba yendo de las manos, echaré de menos a estos personajes y este mundo tan especial, pues sigo pensando que llevada de otra forma esta historia podría haber dado mucho más de sí.
No quiero apartarme del telar. Me gustaría bajar a los estudios y tejer raciones de comida. Me gustaría perderme en los chubascos y nevadas programados con precisión. Me gustaría escapar a una vida anónima. Podría acomodarme a esa realidad y olvidarlo todo.
En conclusión, La elección final cierra una trilogía que me encantó por introducirme en un mundo tan mágico, pero cuyo final no ha sido todo lo que yo esperaba. Si comenzasteis la historia os animo a finalizarla, pues aunque no sea de la forma más correcta, cuenta con un final muy aceptable y con unos personajes realmente entrañables.
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Le gusta el café. Un monton. Escribir le da tiempo para ir a buscar una taza sin sus hijos. Le gustan los libros tanto como el café, pero cuenta que es más fácil leer con niños colgando de ti que beber café debido a la amenaza de quemaduras de tercer grado. Es por eso que el café recibe la máxima atención en mi introducción: su inalcanzable. Tiene un master en inglés con especialización en estudios de la mujer del siglo XVIII. Si bien esta es su área de especialización altamente comercial, se queda en casa con sus hijos, lo que significa que su hijo de 3 años usa la gramática correcta y no quema la casa. Tiene un esposo ridículamente comprensivo que sueña con ser incluido en la sobrecubierta de un libro: "La autora vive en Kansas con su esposo, dos hijos y un gato de los martes".
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