En un primer momento, Emily, Aria, Hanna y Spencer afirmaron haber encontrado un cadáver en el bosque que hay detrás de casa de los Hastings, pero se esfumó sin dejar rastro. Después, cuando ese mismo bosque ardió por completo en un incendio, juraron haber visto resurgir de sus cenizas a alguien que supuestamente había muerto. A pesar de todo, estas pequeñas mentirosas siguen jugando con fuego. Quizás os parezca un poco cruel por mi parte, pero ya va siendo hora de que alguien les cierre el pico a estas chicas... O tendré que hacerlo yo. -A
La inmensa saga de Pequeñas mentirosas de Sara Shepard parece no tener final, y es que con Cruedad ya voy por el séptimo libro y todavía no termino de ver nada claro. Aun así la autora como siempre nos regala un cóctel de misterio y glamur consiguiendo, una vez más, que devorara el libro sin apenas darme cuenta.
Seguimos en busca del asesino de Alison Dilaurentis, pero con el final del libro anterior se nos crea una nueva incógnita: ¿Realmente Alison está muerta? Nuestras protagonistas parecen haberla visto, pero es una locura pensar que está viva y para colmo ahora la policía parece señalarlas a ellas como sospechosas de la muerte de su amiga, el mundo poco a poco se va derrumbando para estas pequeñas mentirosas.
Pobre Emily…
Tú y yo sabemos que está viva, pero la duda es: ¿qué serías capaz de hacer para encontrarla? -A
El estilo de la autora no varía y es que como siempre digo: Sara Shepard sabe perfectamente como jugar con el lector. De una forma muy peculiar y sencilla leemos un libro tras otro sin terminar de solucionar nada, pero dejándonos una sensación constante de querer saber más.
Los personajes como siempre siguen siendo muchísimos, pero nos centraremos en Aria, Spencer, Hanna y Emily para intentar explicar cómo va avanzando la historia. Recordemos que los capítulos se van narrando cada vez desde la perspectiva de una de ellas, por lo que podremos ir viendo todo lo que van pasando mientras van buscando respuestas y destapando secretos.
Hanna parece estar sufriendo una crisis después de todo lo que ha pasado. Por este motivo su padre, aconsejado por alguien anónimo, decidirá que lo mejor para su hija será ingresarla en un centro de reposo para que con ayuda de psicólogos y terapias pueda poner en orden sus ideas y desconectar de todo por un tiempo. Lo que Hanna no se espera es que está justo ahí por un motivo concreto, descubrirá que todo esconde un vínculo con Alison y deberá llegar hasta el final.
Aria intenta buscar una explicación al hecho de haber visto a Alison aquella noche, y como no es posible que su amiga realmente siga viva, comienza a pensar que el espíritu de su amiga está intentando ponerse en contacto con ellas para darle algunas respuestas. Por ello Aria buscará a quien pueda ponerla en contacto con el espíritu de su amiga para ver qué tiene que decirle.
Una vez más la historia de Spencer tiene más importancia en la historia que la del resto. Sus padres le confiesan muchas cosas sobre su nacimiento e intentan compensarla por haber mantenido todo en secreto durante tantos años. Pero es que no solo se descubre ese secreto, sino que Spencer entenderá por qué su familia nunca ha tenido intención de acercarse a los Dilaurentis, y es que sus familias tienen más vínculos de los que parece.
Emily es quien peor lo lleva porque realmente cree que Alison sigue viva y no dudará de ello ni un segundo pese a que las pruebas se empeñen en comprobar lo contrario. A través de A iniciará una aventura donde irá a parar con una familia con la que tendrá que convivir para descubrir lo que A quiere que descubra, algo que como siempre estará relacionado con Alison.
En ese instante, comenzaron a hablar a la vez.
—Tenemos que… —espetó Aria.
—¿Qué pudimos…? —susurró Hanna.
—El médico dijo… —siseó Spencer medio segundo después. Todas se callaron y se miraron entre sí. Tenían la cara más pálida que las almohadas de la cama.
Fue Emily quien tomó la palabra a continuación:
—Tenemos que hacer algo, chicas. Ali está viva y anda por ahí. Hay que averiguar adónde ha ido. ¿Sabéis si están buscándola en el bosque? Les dije a los policías que la había visto pero ¡ni se inmutaron!
En este libro vuelve a suceder como en el anterior: Sigo echando en falta a A. Ya no es el malo malísimo que encontrábamos en los primeros libros de la historia. Realmente parece que pretende guiarlas en busca de respuestas solo que como siempre con su forma tan especial. Eso resta un poco de dramatismo a la historia porque no sentimos que las chicas puedan estar en peligro, realmente la historia se basa en una búsqueda continua de respuestas, y es A quien les facilita el camino o las pistas para que sepan dónde buscar.
Las historias sentimentales de las chicas pasan a un segundo plano por completo en este libro, no contaremos con dudas o penas amorosas. Realmente la parte romántica parece quedar estancada. Espero que en el siguiente libro se retome un poco, siempre me ha gustado mucho en la serie de televisión ver hasta donde son capaces de llegar las chicas por aquellos a los que quieren, pero en los libros no he llegado a sentir nada de eso y mucho menos en esta séptima parte.
El final como siempre queda totalmente abierto y capaz de hacer que te comas las uñas, porque de repente la trama da un giro totalmente inesperado capaz de romperte todos los esquemas. Sara Shepard siempre te sorprende con sus finales.
En conclusión, Crueldad es un libro totalmente de tránsito, ya que no desvela nada en concreto, pero que mantiene su línea puesto que consigue atraparte y hacer que necesites conocer el desenlace de la historia. Una vez más la autora juega perfectamente creando un libro que aporta muy poquita información pero que te deja deseosa de saber más.
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Sara Shepard, nació el 8 de abril de 1977 en Filadelfia, Pensilvania de Estados Unidos. El padre de Sara, Bob, era americano y su madre Mindy, nació en Toronto. Durante su infancia Shepard creció junto a su hermana, Alison. En 1995, Sara se graduó en el instituto Downingtown West de la ciudad de Downingtown, Pensilvania. Se licenció por la Universidad de Nueva York, cursando más tarde un máster en Bellas Artes (MFA) en el Brooklyn College.
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