Gracias a Suma de letras por este ejemplar.
Tiffy Moore necesita un piso barato, y con urgencia. Leon Twomey trabaja de noche y anda escaso de dinero. Sus amigos piensan que están locos pero es la solución ideal: Leon usa la cama mientras Tiffy está en la oficina durante el día y ella dispone del apartamento el resto del tiempo. Y su modo de comunicarse mediante notas es divertido y parece funcionar de maravilla para resolver las vitales cuestiones de quién se ha acabado la mantequilla y si la tapa del váter debería estar subida o bajada.
Claro que si a eso se añaden exnovios obsesivos, clientes exigentes, hermanos encarcelados por error y, lo más importante, el hecho de que aún no se conocen, Tiffy y Leon están a punto de descubrir que lograr la convivencia perfecta no es fácil. Y que convertirse en amigos puede ser solo el principio...
Como ya sabéis, yo no soy muy dada a las novelas románticas. Siempre he sido más de thrillers, ficciones y fantasías. Sin embargo, hay algunas que nada más verías u oír hablar de ellas, calan como un flechazo.
Siento mariposas en el estómago. Por mucha tensión que se respirara anoche, yo no me esperaba ni mucho menos esta atracción sexual. Se palpa en el ambiente.
Esto es exactamente lo que me ocurrió con Piso para dos, de Beth O’Leary. De pronto, me encontré con que todo el mundo hablaba de él, la sinopsis se me antojaba la mar de atractiva y lo veía perseguirme en cada librería. Tenía que ser mío y yo tenía que sumergirme entre sus páginas. Gracias al cielo, así fue.
La historia nos presenta a una pareja de protagonistas la mar de peculiares, aunque para peculiar su modo de vida:
Leon trabaja en el hospital por las noches y necesita urgentemente un ingreso extra de dinero. Tiffy acaba de dejarlo con su novio y está a la caza de un piso que se amolde a su humilde presupuesto y en el que no le den ganas de suicidarse.
Estas situaciones extremas son las que unen los caminos de Tiffy y Leon. Él decide poner en alquiler su piso durante una franja horaria, pues solo lo ocupará durante el día. Ella acepta vivir en un piso con una franja horaria porque sería como vivir sola y a la par se lo puede permitir. Pero... Solo hay un dormitorio. Una sola cama con dos lados que se reparten desde el primer momento.
Tiffy tendrá el apartamento de seis de la tarde a ocho de la mañana. El horario es inamovible, pues Leon estará en casa durante el resto de horas y hay una norma muy clara: ellos nunca deben conocerse.
Esta historia es una auténtica gozada. Cuenta con un montón de ingredientes que la hacen tremendamente especial, pero el que brilla por sí mismo es la caracterización de los personajes.
Adoré a Tiffy y a Leon, pero sobre todo adoré la relación que se va cociendo entre ellos a fuego lento cuando ni siquiera se han visto. No deben verse, pero eso no evita que de algún modo se comuniquen, pues comparten todo, incluso la cama. De este modo, la casa irá regándose de post-it con mensajes que se van dejando y contestando a lo largo de los meses que dura su convivencia.
recuerdo para mis adentros que es imposible salvar a las personas: las personas solo pueden salvarse a sí mismas. Lo más que puedes hacer es ayudarlas cuando están preparadas.
También contamos con un montón de personajes secundarios que terminarán ganándose nuestro corazón. Todos quisiéramos tener al lado una alocada compañera de trabajo como Rachel, un par de amigos consejeros como Mo y Gerty y, sin duda, todos querríamos tener lejos a un elemento como Justin. No obstante, mi favorito del reparto secundario es Richie. Richie es el hermano pequeño de Leon y está acusado de algo de cuál es inocente, pero nadie lo cree y la abogada que debería pelear por sacarlo de la cárcel solo se encarga de cobrar cheques sin poner mucho de su parte.
Además, la historia no trata solo de unos sentimientos que se van despertando poco a poco. También trata temas muy duros como el abuso psicológico, relaciones tóxicas, leucemia, acusaciones falsas y personas que pagan por ellas con años de cárcel... Sin embargo, todos estos temas se introducen de forma natural y cotidiana dentro de la historia poniéndonos los sentimientos a flor de piel.
Pese a contar con temas tan duros, la novela es la mar de divertida. Nos encontraremos con escenas que nos robarán mil sonrisas. Sin más, Tiffy va acompañada de su gran extravagancia y cuenta con un carácter muy peculiar que va cosechando sonrisas allá donde va.
Nos encontramos con una edición súper bonita. Una auténtica maravilla de colores que derrocha alegría.
Tiffy me lanza una mirada entre burlona y adormilada antes de darse la vuelta y taparse con el edredón hasta la barbilla. Hundo la cabeza en la almohada. No quiero que se dé cuenta de que estoy sonriendo como un quinceañero locamente enamorado porque acaba de decir «la próxima vez».
La pluma de la autora es divertid, ligera y tremendamente adictiva. Los capítulos se van dividiendo entre los puntos de vista de Leon y de Tiffy e irá avanzando la trama separada por meses para que podamos ir viendo su evolución. Por si fuera poco, los capítulos de Leon se narran de un modo muy especial, un modo que os invito a conocer, pues si sois amantes del género no os lo podéis perder.
| Vista previa | Producto | Valoración | Precio | |
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La autora Beth O'Leary nació en el sur de Inglaterra en 1993. Terminó su licenciatura en inglés y comenzó a editar libros para niños en el mundo de la literatura. O'Leary vive en las afueras de Londres y su primera novela Piso para dos es el resultado de sus viajes en tren de camino al trabajo en la ciudad. La autora cuenta la vida de Tiffy Moore, una joven universitaria que busca un piso barato. La solución llega cuando conoce a Leon Twomey, el dueño de un apartamento que se adapta a sus necesidades. En diferentes momentos, los dos encuentran una manera de comunicarse a través de notas y construir una relación agradable. Piso para dos ha recibido el reconocimiento público por su trama original, fresca y entretenida.
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