Gracias a NOCTURNA, por este ejemplar.
«Una magia obligada a servir a personas crueles es una magia herida.
Y yo solo pretendo sanarla».
Judith Vega ha vencido a la Muerte dos veces y está a un solo paso de conquistar sus dones. Si lo logra, el mundo de los nigromantes cambiará para siempre. Para impedirlo, Elías deberá seguir las pistas en sus sueños, que le muestran el misterioso pasado de una mujer parisina, sin sospechar que sus mayores temores podrían hacerse realidad en la ciudad de la luz.
En Londres, Sofía intenta tener unas Navidades normales tras lo sucedido en Delfos. Sin embargo, pronto descubre que ella y el hada Beathan podrían ser los únicos capaces de salvar a sus amigos del terrible enemigo que los acecha. El miedo y la esperanza de reescribir el destino serán la clave para llegar al final de un camino marcado por la pérdida y repleto de sombras.
La bilogía Nigromantes, de Raquel Brune, ha llegado a su final. Con Las heridas de la magia la aurora cierra la historia con un broche de oro que deja muy buen sabor de boca.
¿Cuál es el problema principal que yo me he encontrado? El mismo que llevo sufriendo todo el año: el no haber leído los dos tomos seguidos. Últimamente siento que me pierdo cosas de las historias y que no las saboreo en profundidad porque estoy más pendiente de “recordar” que de “avanzar” en la nueva novela. De cualquier modo esto solo es una percepción personal, aunque eso no quita que os aconseje leerlos seguidos.
Los dones de la muerte, primer libro de la bilogía, nos pasea por las calles de Londres y Grecia con una elegancia increíble. Pero, si la ambientación anterior fue de ensueño, en este segundo libro no se queda atrás porque nos vamos a París en busca de la tercera Victoria y yo muero de amor al poder disfrutar de la ambientación parisina.
Raquel Brune es una autora que se prepara a fondo las locaciones y sabe sacarles el jugo y convertir al lector en un personaje más de la trama. El olor, los colores, el lenguaje… todo se vuelven elementos reales que terminaremos disfrutando en compañía de los personajes de esta historia.
La trama adquiere más profundidad y son necesarias las bases del primer tomo para poder seguir el ritmo, porque los pobres personajes no tienen ni un segundo de calma. Aquí es donde me arrepentí mucho de no haber echado un ojo a Los dones de la muerte para refrescar la historia. En más de una ocasión me sentí perdida y necesitaba de esas llamadas de atención que se dan por parte del autor para decir: esto es así por esta razón.
El Los dones de la muerte me quejé de que Judith salía muy poquito y que era mi personaje favorito, pues bien, sigue siendo mi personaje favorito y adquiere mucho más protagonismo. La oscuridad que perfila a este personaje me parece brutal y sus objetivos son tan claros que, a pesar de no compartir su metodología, puedes llegar a comprenderla y entender por qué actúa así. Esto es algo que me encanta, los personajes “villanos” deben tener su justificación, un razonamiento lógico que los lleve hasta el punto en el que se encuentran y eso se refleja genial en esta novela.
Por otro lado tenemos a Elías, nuestro protagonista por excelencia, si que es cierto que no veo una evolución que supere mucho más allá de lo que conocíamos de él, pero es adorable a todos los niveles y se juega todo por la gente a la que ama. Personajes así de transparentes y puros se ganan nuestro corazón en un chasquido.
Sofía es un personaje al que he extrañado mucho. Sus intervenciones son más bien escasas y tenia la sensación de que le quedaba mucho por contar. Quizás es el personaje que más tiene que contar por lo que es, por lo que obtiene, por lo que significa en la trama. Que difícil se hace una reseña de una segunda parte sin hacer spoilers.
La magia como tal es un personaje más. De algún modo esta viva y la vemos surgir, evolucionar y mostrarse con una originalidad que no encuentras en este tipo de novelas. Tiene sus normas, sus bases y es complicada. Está muy trabajada y eso se nota, porque regala tanto luz como oscuridad en un mundo habitado por personajes grises y realistas.
La pluma de la autora es directa y sencilla. No se anda por las ramas y no permite que sus protagonistas tengan ni un segundo de paz. Los giros están servidos y los diálogos otorgan ligereza y dinamismo. Sin embargo, hay un pero en su forma de contar la historia, es algo a gusto personal, y es que a mí me cuesta mucho sentir el drama que viven los personajes. Me cuesta que me arañen el corazón o que me desgarren, me sorprende si viven o mueren, pero no hasta el punto de emocionarme.
Como siempre, la edición de Nocturna editorial es una auténtica delicia. Cuenta con ilustraciones y unas portadas maravillosas que aportan color a las estanterías. Por algo siempre diré que es de mis editoriales favoritas.
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