Atormentado por el recuerdo de la chica de catorce años a la que asesinó. La vida en el colegio es una prueba constante, y en su casa todo es incluso peor. Allí nadie olvida que Cassel es un asesino. Nadie olvida que Cassel no es un obrador de maleficios. La familia de Cassel trabaja para una de las cinco grandes familias mafiosas de Estados Unidos. Desde que la magia se prohibió en 1929, sus practicantes se han visto arrastrados a la clandestinidad y la vida delictiva. Y aunque la gente sigue necesitando sus servicios, maleficios, asesinatos y transformaciones, la vida es dura. Su abuelo se ha dado a la bebida, su madre cumple condena en la cárcel y sus hermanos lo detestan por ser el único de la familia incapaz de obrar magia. Sin embargo, en el seno de la familia de Cassel se oculta un secreto. Un secreto aterrador que él está a punto de heredar: la verdad.
No es la primera vez que leo a la autora, de hecho el año pasado la conocí gracias a su trilogía "Los habitantes del aire". Disfruté mucho del primero y el segundo aunque, en mi opinión, el tercero es un despropósito. Cuando supe que Umbriel reeditaría los libros de la trilogía "Los obradores de maleficios" quise seguir leyéndola, aunque en el final tuve la misma sensación que con la trilogía anterior.
«Os voy a contar otra cosa sobre los timos que mi madre me repetía siempre. Lo primero que debes hacer es ganarte la confianza de tu víctima, pero siempre resulta más convincente que sea una tercera persona la que le proponga el chollo a la víctima. Por eso casi todos los engaños requieren un cómplice».
En un principio conocemos a Cassel, un chico sonámbulo en mitad del tejado de su escuela privada que no sabe cómo ha llegado hasta allí en mitad de la noche. Por este hecho, acaba siendo expulsado y tiene que regresar a vivir con su caótica familia de Obradores, así es como se denomina a las personas que pueden controlar la magia.
Esa escena en el tejado es el inicio de una enrevesada trama, pues Cassel tiene mucho que descubrir tanto de su familia como de sí mismo.
Me pasa algo con esta autora, siento que tiene unas ideas espectaculares que luego no es capaz de concretar al final, es como que me faltan páginas para desarrollar el increíble mundo que ha creado. El sistema de magia me parece súper original. Hay distintos tipos de Obradores y cada uno puede hacer algo diferente, por ejemplo: Un obrador sentimental puede hacer que sientas o dejes de sentir lo que le apetezca y esta "maldición" (así es como lo llaman), dura unos meses. Eso sí, siempre que se maldice a alguien, la persona que lo ha hecho recibe una consecuencia. Me encantó.
El personaje principal, Cassel también me gustó mucho, me parece un chico listo y sarcástico que va a darnos muy buenos momentos a lo largo de estos libros.
Por otra parte, la historia me parece un poco pobre a la hora del desarrollo. Algunas cosas son demasiado predecibles y, aunque me parece muy correcto el modo en el que se hila todo, me faltaron páginas para poder sumergirme por completo sin la sensación de celeridad constante.
Hay temas sobre mafias de por medio pero todo explicado muy por encima. No se profundiza en el mundo, las organizaciones ni nada. Siento que podría haber explorado todo eso mucho más pero se quedó en la superficie. Por suerte, nos quedan dos libros más, por lo que esperemos que todo esto se subsane, porque tiene un potencial brutal.
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