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Frases de María Martínez: La fragilidad de un corazón bajo la lluvia

María Martínez es una las autoras españolas más conocidas en el género de la novela romántica a nivel nacional. Sus historias nos dejan siempre preciosas frases y reflexiones, y hoy queremos compartir con vosotros unas cuantas de uno de sus último libros, La fragilidad de un corazón bajo la lluvia.

«TODA HISTORIA TIENE UN COMIENZO…

Y NO TIENE POR QUÉ SER EL PRINCIPIO».

 

«Crucé al otro lado del espejo, creyendo que allí todo sería eterno.

No lo fue.

No salió bien.

Terminó, y lo único que aprendí de aquel tiempo es que hay personas que nacemos para ser abandonadas. Antes o después, siempre acaba pasando. Se deshacen de nosotros.

No importan las promesas. Es tan fácil incumplirlas como lo fue pronunciarlas».

«Tuve que perderlo todo para darme cuenta de que nunca había tenido nada.

Que para poder avanzar, debía retroceder.

Para encontrarme, debía perderme de nuevo».

 

«Nunca fui consciente del daño que no quise hacerle, pero le hice. Y qué trágico es ese momento exacto en el que te das cuenta de que eres responsable de la infelicidad de otra persona. De que nunca tuvo la menor oportunidad, porque no se la diste».

 

«El miedo tiene sus propias reglas. Fluye dentro de nosotros con la desesperanza y el desasosiego como única corriente. Siempre aparece en silencio, furtivo, y no existen remedios para combatirlo, salvo cerrar los ojos y rogar para que desaparezca.

El miedo prefiere la noche, cuando duermes y tu mente es más vulnerable. Se esconde en los sueños y los transforma en pesadillas, tan pavorosas, tan reales, que prefieres permanecer despierto a enfrentarte a él».

«Las personas van y vienen, entran y salen, se marchan y te abandonan. Te traicionan. Ocurre todo el tiempo. Pero no desaparecen, no realmente, solo van a otra parte. Donde quizá ya no te recuerden, pero siguen ahí y siempre cabe la posibilidad de que algún día nuestros pasos se crucen de nuevo.

Pero la muerte…

La muerte no tiene opciones ni posibilidades. Llega, se marcha y solo te deja instantes, recuerdos, sentimientos; y depende de nosotros qué contendrá esa maleta invisible con la que cargaremos después. De nosotros depende su peso. Porque entre la añoranza y el arrepentimiento hay todo un mundo».

 

«Hay dos tipos de ciegos. Uno es el que no puede ver, y el otro es el que no quiere.

El primero es inevitable. El segundo es incomprensible».

 

«Nadie sabe lo que realmente hay dentro de nosotros, ¿verdad? Las veces que nos rompieron el corazón. Los besos que nunca salieron de nuestros labios. Los abrazos que nunca dimos. Esas dos palabras que no logramos pronunciar a tiempo. Te quiero.

La culpa era un sentimiento que siempre tenía hambre y vivir a solas con ella te devoraba».

 

«En realidad, las cosas no suelen ser tan complicadas como parecen entre las personas. Todo se reduce a estar ahí cuando te necesiten. A comprender, escuchar y, lo más importante y que apenas valoramos, abrazar. Porque no hay nada que no arregle un abrazo que nace del corazón. Uno de esos que duele darlo, y recibirlo, que logra que tus costillas protesten y tu alma tiemble. Y en ese sentido, nosotros éramos perfectos el uno para el otro».

«Hay momentos que definen nuestras vidas y otros que las dividen. Acontecimientos que nos transforman en dos personas diferentes. La que éramos antes de aquella en la que nos convertimos después».

 

Los deseos son como pompas de jabón, bonitas mientras flotan en el aire, ascendiendo suavemente, reflejando la luz y transformándola en pequeños arcoíris. Hasta que algo las roza y entonces explotan.

 

«Las cosas importantes ocurren cuando menos te lo esperas, sin avisar. Y siempre suceden por una razón. Provocan cambios. Puede que en tu mente. O en tu corazón. Puede que cambien tu vida entera. O te abran los ojos de una forma diferente y te obliguen a ver el mundo desde otra perspectiva».

 

«A veces pasan cosas malas, Declan. Mientras tanto, el mundo sigue. Parece que va a detenerse, porque nos resulta imposible que ahí fuera todo siga igual cuando dentro de nosotros sentimos que se ha acabado, que ya no queda nada que lo mueva. Pero no, gira. Un día, otro, y otro…, el mundo se mueve y nosotros debemos seguir adelante. Confía en mí, sé por qué te lo digo. Es duro perder a alguien, dejar que se vaya. Pero es más duro perder a los que se quedan».

«A veces el amor no lo es todo, no lo puede todo. Hay cosas que lo superan.

En ese momento, bajo la lluvia, descubrí la fragilidad de un corazón. La brutalidad con la que podía romperse. Lo sentí bajo la piel y allí permaneció. Deshecho.

Tuve que vivir con esa debilidad cada día.

Con el recuerdo de lo que había perdido.

Atormentado porque, quizá, siempre tuve otra opción».

 

«Leí en alguna parte que averiguamos quiénes somos con el paso del tiempo. Por partes. Poco a poco. Fragmentos que vamos encontrando gracias a las personas que conocemos, las experiencias que tenemos y los momentos que vivimos. Es la suma de esas partes la que nos compone, como piezas de un puzle que nos va mostrando una imagen».

 

Si quieres leer la reseña de esta maravillosa historia, te dejo el enlace por aquí: La fragilidad de un corazón bajo la lluvia reseña.

Tania

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