Netflix vuelve a traernos una adaptación de Stephen King, en este caso escrita junto a Joe Hill, que nos deja una historia cargada de angustia, desesperación y desconcierto. ¡¡Típico en el autor!!
La historia arranca con fuerza desde los primeros minutos. Nos encontramos con los hermanos Becky y Can, quienes paran en medio de la carretera y escuchan a un niño pedir ayuda a través de un campo de hierba alta. Sin cobertura, asustados y preocupados por el pequeño, los dos deciden adentrarse en ese campo de inmensas hierbas para ayudar al niño, lo que no imaginan es que salir de allí puede resultar imposible.
Nada más entrar, comprenden que ocurre algo extraño. Como cada novela de Stephen King, los elementos sobrenaturales juegan su propio papel y este caso no será la excepción. El niño se oía relativamente cerca, pero una vez dentro, los sonidos, las distancias y la propia ubicación de los personajes cambia constantemente sumergiéndolos en un laberinto sin salida.
Quedé enganchada a la trama en apenas unos minutos. Las incógnitas no dejaban de alzarse. Nada tenía sentido y mientras intentabas encontrarlo, ibas conociendo a unos personajes bien perfilados que muestran su pasado como el camino que les ha llevado al lugar donde se encuentran.
‘En la hierba alta’ encontramos multitud de elementos que nos atraen como abejas a la miel convirtiendo la experiencia en un reto de buscar explicaciones. Conforme pasan los minutos y vas descubriendo que la historia no deja de complicarse: extraños comportamientos, piedras mágicas, movimientos en la propia hierba que la llenan de vida… terminarás, o al menos yo lo hice, por dejarte llevar abierto a cualquier cosa que nos quieran mostrar. Por suerte, King y su hijo no decepcionan.
En definitiva, la película cuenta con un gancho potente que te invita querer saber más, a descubrir qué es lo que ocurre en ese extraño campo de hierba alta y hacer conjeturas sobre si los personajes conseguirán o no salir de allí con vida. Entretenida e ideal para pasar una tarde con un buen bol de palomitas.
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