Un grupo de adolescentes se convierte en el blanco de un asesino.
El terror que a muchos nos conquistó en los 90 regresa adaptado a las nuevas tecnologías en una serie que, a pesar de no contar con una trama súper elaborada, mantiene al espectador pegado a la pantalla.
Pero ahora viene la duda que nos hicimos la mayoría de nosotros cuando salió a la luz esta serie de Netflix: ¿de verdad una trama slasher puede dar para una serie? La respuesta es sí. Los capítulos se van extendiendo poco a poco revelando una trama que, aunque no es la más elaborada del mundo, está bien tejida y mantiene la intriga del principio hasta el final.
Y, hablando de ganarse el corazón, ese es quizás uno de los puntos fuertes de ver una serie de “terror” en vez de una película. Con la sucesión de episodios podemos ir conociendo mejor a los personajes, encariñándonos con ellos… Los veremos llorar, reír, enamorarse, madurar y mil cosas más en lo que duran estos episodios, cosa que es imposible reflejar en una película de hora y media o dos horas. Por este motivo el sufrimiento del espectador aumenta. Temeremos por sus vidas y con justa razón, pues en esta versión de Scream morirá algún que otro personaje que nos dejará con la boca abierta.
Las escenas sangrientas se multiplican. El asesino tiene capacidad para sorprender y se trabajará a fondo cada una de sus “hazañas”. Además, contamos con una adaptación idónea a las nuevas tecnologías del presente, pues será a través de los teléfonos móviles e de internet por donde el psicópata perseguirá y atemorizará a los personajes. El ciber-acoso es lo que se demanda en este siglo.
Sobre la segunda temporada creo que nos encontramos con opiniones de lo más variadas. La trama termina separándose por completo del universo de Craven, pero personalmente me gustó. Volvió a atraparme entre sus capítulos y nos deja un final de infarto.
Por desgracia, la audiencia fue bajando y, aunque tuvimos una especie de capítulo especial que podría verse como una película, nos quedaremos con la serie sin un final claro. Me hubiese gustado que recortasen intrigas y plasmasen un final contundente, pues a fin de cuentas y con sus más y sus menos, los capítulos me tuvieron enganchada y sufrí mucho por la vida de estos personajes a los que irremediablemente terminé cogiendo cariño. Recomendaría la serie a todos los fans del género, pues, aunque no lo parezca terminará atrapándote.
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