Cinco chicas problemáticas se ven obligadas a acogerse a un programa experimental de enseñanza, impartido por la enigmática Madame Duret (Uma Thurman) en el internado Blackwood. Pronto empiezan a mostrar talentos singulares que no sabían que poseían, y a tener extraños sueños, visiones y lagunas de memoria. Cuando la frontera entre realidad y sueño comienza a hacerse demasiado difusa, todas comprenden al fin el motivo por el que han sido llamadas a Blackwood. Aunque puede que ya sea tarde...
El nuevo film de Rodrigo Cortés nos presenta una ambientación gótica y realmente cuidada para plantearnos una cuestión elemental.
Partiendo de la base de que la película está basada en la novela de 1976 de Lois Duncan, la adaptación es más que aceptable. De hecho, me atrevería a decir que mejora en algunos aspectos. Para los que no lo conozcáis, os dejo la reseña del libro por —aquí—.
La historia nos presenta a Kit, nuestra protagonista, quien es llevada a una especie de internado a las afueras como última oportunidad para corregir su rebeldía. La institución está dirigida por Madame Duret, una peculiar y enigmática mujer dispuesta a sacar el máximo potencial a sus alumnas.
El imponente edificio está cuidado al detalle. Madam Duret se asegura de que sus alumnas tengan todo lo necesario y que disfruten de ese idílico lugar. Sin embargo, comenzarán a escuchar voces en la oscuridad, a ver sombras que parecen cobrar vida y, lo peor de todo, que afectarán directamente a las alumnas de Blackwood.
La atmósfera tiene un tono gótico que encaja a la perfección con la historia. La ambientación es exquisita, además que se recrea de la misma forma en la que la imaginaba cuando leía la novela. Los inmensos pasillos, las decenas de puertas y amplios espacios dan lugar a que el espectador se fije a conciencia en busca de esos elementos sobrenaturales que den sentido a la trama.
No nos encontramos frente a una película de terror. No obstante, encontramos unas pinceladas bastante siniestras y algún que otro susto capaz de hacernos dar un salto del sofá. Recuerdo que en la novela se hacía principal hincapié en la distinción entre el sueño y la vigilia. Sin embargo, en la adaptación este concepto pasa a ser algo más difuso. Seremos testigos de cómo esa espeluznante mansión tiene una historia que contar y recorreremos los oscuros pasillos para comprender el tema principal del que se habla: el arte perdido.
El reparto que da vida a los personajes se adapta correctamente, aunque destacaría la interpretación de AnnaSophia Robb, quien se amolda al papel de la protagonista como si de un guante se tratara. En el caso de la conocida Uma Thrurman, no sentí que su papel se exprimiese al completo, aunque tenemos que admitir que su mera presencia nos llena de intriga y desconcierto.
Con el resto de los actores tuve la sensación de que les faltaba algo de chispayprofundidad, sobre todo a los profesores, quienes pasan por el film sin pena ni gloria. Si os soy sincera, apenas los recuerdo y vi la película hace apenas unos días. Este es uno de los peros que encontré en la novela.
Eso sí, contamos con un final diferente que permite que Rodrigo Cortés se apunte un tanto más. En la novela ese fue el punto más débil que encontré. Fue precipitado, escueto y te deja con un sin sabor en la boca al no terminar de comprender por completo lo ocurrido. La adaptación lo amplía e intenta rellenar alguna que otra laguna, aunque, desgraciadamente sigue sin ser suficiente y nos deja una conclusión donde las dudas vuelven a quedarse flotando por el aire.
Cuando me sumergí en el mundo de la trilogía Everlost descubrí que no era la…
Sentimientos a flor de piel es lo que me encontré en Enciéndeme, la tercera parte…
Llegamos al final de la trilogía Cazadora de hadas con Valiente. Si me seguís desde…
Javier Castillo es uno de mis autores clave cuando se trata de thriller. Sus historias…
‘El club de los portaféretros’ de Paul Tremblay, vuelve a presentar una propuesta arriesgada que…
Everlost me introdujo en un mundo nuevo que me muy original, aunque tenía un toque…