Brain On Fire está dirigida por Gerard Barrett. Basada en la novela autobiográfica de Susannah Cahalan, cuenta la historia del descenso de una joven mujer hacia la locura a causa de una extraña enfermedad mental derivada de una encefalitis.
Comienza en el momento en el que despierta en una habitación de hospital sin recordar nada de lo sucedido en los meses anteriores, en los que ha sufrido una serie de ataques y episodios violentos, así como un desorden esquizofrénico afectivo.
La película está protagonizada por Chloë Grace Moretz (Kick Ass), Richard Armitage (El Hobbit: Un viaje inesperado) y Thomas Mann (Project X).
Chloë Grace Moretz se mete en la piel de una joven atrapada en su propio cuerpo mientras una extraña enfermedad va apagando su vida.
La historia nos presenta a Susanna Cahhalan, una joven periodista que está viviendo su sueño como redactora en el New York Post. Susannah es independiente, creativa, decidida y resuelta en su día a día por ello comienza a chocar entre la gente de su entorno que su conducta comience a declarar justo lo contrario.
Desde el principio me quedé atrapada en la historia haciendo conjeturas y sufriendo ese cambio tan drástico que la protagonista interpreta a las mil maravillas. Da miedo el hecho de creer que algo así pasó, pues el modo en el que el personaje va perdiendo su brillo hasta convertirse en nada es bestial. Además, también podemos apreciar (aunque de un modo mucho más secundario) la forma en la que esta situación tan extrema influye en el entorno de Susanna.
Con respecto al reparto debo admitir que me parece adecuado, aunque se centra casi en exclusiva en la vida de la protagonista. Vemos lo que le ocurre a ella, el modo en el que intenta asimilarlo y cómo su entorno intenta darle apoyo mientras lo encaja. Sin embargo, no contamos con una evolución propia del entorno de Susanna, puesto que solo los vemos junto a ella en escena.
El film está cargado de dramatismo y pone las emociones a flor de piel. La producción realiza un gran trabajo dejando el espacio suficiente al espectador para ser consciente de lo que está ocurriendo, pero manteniendo a su vez un ritmo ágil para que valoremos la fragilidad de la protagonista. Prácticamente la vemos romperse poco a poco frente a nuestros ojos.
Como dije, esta historia está basada en hechos reales. Susanna existió en realidad y sufrió esa enfermedad considerada “rara” que supuso todo un reto para los especialistas y que estuvo a punto de cobrarse su vida. Cuando consiguió salir adelante, escribió su primer libro titulado ‘Brain on Fire’en el cual contaba su historia con intención de ayudar y dar esperanza a aquellos que pasen por algo parecido.
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