Después de la muerte de su esposo, Norma Bates compra un motel en la pintoresca ciudad costera de White Pine Bay, ella y su hijo adolescente Norman se dan la oportunidad de comenzar de nuevo. Sin embargo el pueblo no es tan tranquilo como parece.
¿Puede una relación madre e hijo ser tóxica? Este interrogante será lo que nos haga despegar en la precuela de Psicosis.
La historia nos presenta a Norma Bates y su hijo adolescente Norman. Ambos llegan a White Pine Bay huyendo de algo que no quedará muy claro en un principio. Su intención es regentar un modesto motel de carretera que han conseguido por muy poco dinero.
Desde el principio nos percataremos que la relación madre e hijo es como poco peculiar. El modo en el que se miran, la actitud que tienen… Podría verse como algo incestuoso en más de una escena, sin embargo, se suele relajar posteriormente con algún que otro detalle que no hace otra cosa que restar dramatismo a la trama.
Si nos remontamos a la original Psicosis, de Alfred Hitchcock, nos daremos cuenta de que la trama de la serie intenta ser suavizada en más de una ocasión. El gran clásico cuenta con una actitud más agresiva y despiadada, aunque espero que el resto de temporadas vaya supliendo esta cadencia. Al fin y al cabo, vamos a ir viendo cómo evoluciona el personaje de este joven, pues en la primera temporada ya vemos el “clic” que hace su cabecita dejando patente que dentro de ella no todo funciona bien.
Lo que más me ha gustado es la imagen y la época en la que se sitúa la historia. Recordemos que Psicosis se rodó en 1960 por lo que en principio esperábamos que la historia de la serie se basara en la época, sin embargo, la producción tomó la decisión arriesgada de anclarse en el presente. No obstante, han jugado sus cartas con maestría, pues cuando entramos en el Motel Bates sentiremos que retrocedemos unas cuantas épocas gracias a su anticuado mobiliario y el estilo de Norma, el cual fácilmente podría aparecer en la película original.
Sobre el reparto no tengo nada que objetar. Vera Farmiga creo que es más que adecuada en el papel. Su belleza se mezcla junto con esa expresión desconcertante que la acompaña en todo momento no hará otra cosa que descolocarnos. Lo único que resaltaría es la inestabilidad del personaje pues, aunque es una madre luchadora capaz de cualquier cosa por defender —de lo indefendible— a su pequeño, esos toques de humor a veces nos sacan de juego.
En definitiva, la primera temporada termina con un nivel alto de audiencia aun habiendo bajado la tensión de lo que prometía en los primeros episodios. Todo es un comienzo, no nos encontramos frente a una película, sino a una extensión de 50 episodios en los que espero terminar de conocer a sus personajes y en los que espero que desaten todo el enfermizo potencial que presentaban en los primeros episodios. Veremos a ver qué os cuento en el próximo artículo de Bates motel.
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