John Form encuentra el regalo perfecto para Mia, su esposa embarazada: una preciosa muñeca antigua llamada Annabelle. Una noche, una secta satánica les ataca brutalmente y provocan que un ente maligno se apodere de Annabelle.
Annabelle se presenta en un film de corte clásico que exprime sus recursos dejando unas secuencias en las que parece no ocurrir nada y, aun así, el espectador terminará con la piel de gallina.
Expediente Warren se nombró como una de las mejores franquicias del cine de terror que se han dado en los últimos años. Dirigida por James Wan, disfrutaremos de las peligrosas aventuras a las que se enfrentó el matrimonio Warren, una de esas aventuras les puso en el camino a Annabelle, una escalofriante muñeca que no dejaba de hacer de las suyas y que protagoniza el spin-off del que venimos a hablar hoy.
En este caso, la película está dirigida por John R. Leonetti, quien fue el director de fotografía de Expediente Warren: The Conjuring. El cambio de dirección es claro, lo cual llevó al descontento de muchos de los fieles de esta serie, pues, como dije al principio, Expediente Warren se labró un nombre propio convirtiéndose en uno de los titanes del género. Las diferencias son obvias, Wan apuesta por escenas escalofriantes que no dan tregua, mientras que Leonetti prefiere un ritmo pausadas. No obstante, y partiendo de que la anterior es prácticamente insuperable, me sorprendió el juego de sonidos que consigue alterar al espectador de un modo casi natural.
A partir de aquí, comienzan a surgir una serie de secuencias que podrían considerarse un refrito de otras películas, pero que, en mi humilde opinión, funcionan bastante bien.
Si salimos del área de las películas, cabe mencionar que el matrimonio Warren es real, sus historias están basadas en sucesos reales, por lo que Annabelle también existió (aunque con un aspecto mucho menos agresivo). Ese detalle de saber que lo que vemos en la pantalla, de un modo u otro, ocurrió en realidad es algo que me encanta. Me hace prestar más atención, buscar información nada más acabar la película y ver la historia con otros ojos. ¿Os ocurre lo mismo? Si os gusta la idea, podemos traer en otro artículo la historia real de esta muñeca.
Sobre el reparto no tengo mucho de lo que hablar. Tanto Annabelle Wallis como Ward Horton representan su papel de forma correcta, aunque algo más de sangre no les hubiese ido mal. La puesta en escena del bebé o de la amiga supersticiosa que intenta ayudarlos es lo que suma un cliché constante al film.
En definitiva, nos encontramos con una historia que, lejos de proclamarse como la reina del terror, entretiene al espectador y le regala algún que otro susto si se anima a dejarse llevar. Sinceramente, no podría ser mucho más objetiva porque he de confesar que todo lo que tenga que ver con Annabelle, me fascina.
Cuando me sumergí en el mundo de la trilogía Everlost descubrí que no era la…
Sentimientos a flor de piel es lo que me encontré en Enciéndeme, la tercera parte…
Llegamos al final de la trilogía Cazadora de hadas con Valiente. Si me seguís desde…
Javier Castillo es uno de mis autores clave cuando se trata de thriller. Sus historias…
‘El club de los portaféretros’ de Paul Tremblay, vuelve a presentar una propuesta arriesgada que…
Everlost me introdujo en un mundo nuevo que me muy original, aunque tenía un toque…